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Work It Over

No sé muy bien cómo contaros lo que quiero deciros. De hecho, no se me ocurre un buen nombre para el título de la entrada. A ver si el que tengo puesto me da medio el pego, y me funciona.

Antes de nada, el título se me ha ocurrido por una canción de Daft Punk. Que luego me lío a escribir y se me olvida.



Pero para entender mejor la letra, os recomiendo este otro.



Dicho esto, vamos al lío.

Veréis, este segundo cuatrimestre estoy... no diría que hasta los topes, porque no estoy al límite dándolo todo como si no hubiera un mañana, pero si echándole muchas horas al día. Hasta el punto de que entre semana tengo solo las noches para descansar, cuando antes era capaz de sacar media horita/una horita fácilmente y ponerme un rato a la play o lo que fuese.

Sin embargo, aunque sí es cierto que tengo días de estos que no te levantas animado y todo parece el doble de grande y difícil, no me encuentro... agobiado. No estoy estresado, agobiado, muriéndome, ni nada. Vale sí, es cierto, no paro a lo largo del día. Me gustaría decir que me alegra, pero tampoco es que me llene de gozo y satisfacción el poder estar todo el día así, preferiría estar a la bartola. Aun así, estoy como que contento conmigo mismo.

Y ahora os preguntaréis: ¿Y a mí que me importa la vida que tengas, o lo que tengas que trabajar? Pues es que por ahí no quiero encaminarme. Analizando todo esto que os acabo de contar, me acuerdo de una de mis frases Top10 de filosofía: "El trabajo es el medio de realización del hombre", de Karl Marx. O algo así. No me acuerdo de las palabras exactas. Viviendo esto, entiendo mucho mejor que quería decir este hombre, y porque lo decía. A ver si logro explicar más o menos lo que entiendo yo.

Por un lado, es cierto que el hombre necesita trabajar. A base de esforzarse en las distintas tareas, se ayuda a definirse a sí mismo, conociendo que se le da mejor, que se le da peor, etc; y cuando conoce sus capacidades, se decide a encaminarse hacia un determinado tipo de actividades, que de nuevo le ayudarán a conocer más refinadamente que se le da mejor y peor. Así, el hombre se va refinando a sí mismo por medio del trabajo.

Pongámosme de ejemplo. En el colegio, lo que me gustaba y se me daba mejor eran las ciencias naturales, y las matemáticas. Más tarde, cuando separamos entre física y química y biología, lo que se me daba mejor era la física y química. Y refinando refinando, llegué a bachillerato teniendo muy claro que quería estudiar algo con mucha matemática y mucha física: una ingeniería. A su vez, me gusta un poco la electrónica, así que me metí a teleco. Ahora que estoy en teleco, sé que lo que más me gusta es la parte de electromagnetismo y de electrónica, y que me llama menos la atención lo que es más puramente matemático. Y así puedo ir refinando que es lo que más me gusta, y a lo que quiero yo dedicarme, solamente esforzándome en sacar la carrera.

Pero después de esta semana, he descubierto otro significado mucho más íntimo: el trabajo alegra el alma, y fortalece la mente. Ya no solo por la felicidad del trabajo bien hecho, de hacer bien las cosas de forma "semiprofesional", sino que te sientes mejor contigo mismo por ser capaz de hacerlo todo, y hacerlo aceptablemente bien. Cuando tienes por delante una montaña de trabajo, y la vas sacando poco a poco, sin llegar a morirte ni agobiarte en el intento... experimentas una sensación de felicidad y orgullo contigo mismo. Sabes que eres capaz de hacer una montaña de trabajo. Que si fuese necesario, lo harías otra vez (no con gusto, pero ya me entendéis). Y cuando tienes que volver a hacerlo, estás más dispuesto, funcionas mejor, te mueves con más "gusto".

Bueno, al menos yo experimento todo esto. Tampoco es que haya ido preguntando por ahí a los demás, a ver que opinan.

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