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Paripedad

Llegan las navidades. Tiempo de turrones, de comidas y reuniones. Tiempo de alegría y gozo, y de reconciliación y perdón. Tiempo de estar con la familia, de estar con aquellos que te importan, y de pasar juntos el frío. De, como dice la canción de Mecano: "a los que no están echaremos de menos, hay que preparar las uvas para unos nuevos". O al menos, eso dicen.

En estas fechas, es cuando vemos de nuevo a ese primo lejano, a ese hermano que vive fuera, conocemos a ese tío que ni sabías que existía. La navidad trae a todos, y la familia se reúne para celebrarlo en amor y armonía. En amor y armonía... no se lo creen ni ellos.

En esta vida, yo pienso que hay tres cosas que no puedes elegir: la familia que tienes, los vecinos que te tocan, y los compañeros (de trabajo o de clase) con los que has sido agraciado. Pero la familia es la familia, la familia está siempre ahí, dispuesta a ayudarse y a quererse. En la familia nos apoyamos unos a otros cuando tenemos problemas. O al menos, eso dicen.

Imaginemos que llega ese tío al que acabas de conocer, que no sabías no que existía. Resulta que está muy mal a nivel económico, y necesita un poquito más de dinero para llegar a fin de mes. Os pide si podéis echarle vosotros ese cable. ¿En serio le tendríamos nosotros, sobrinos que acabamos de conocerlo, colaborar? Si sé que es mi tío porque mis padres me lo han dicho. Hasta donde yo sé, no se ha preocupado de mí ni en que conozca su existencia. Es un desconocido en mi casa.

Ahora me diréis: "Ese es un tío lejano. Se refiere a los padres, a los hermanos, a los abuelos, a los tíos cercanos... A esas personas cercanas a ti, que viven contigo el día a día, y se preocupan por ti" Bueno, bueno, vale, la cosa cambia. Esas personas que están cerca de ti, que convives con ellas, lo cambian todo. A esos sí hay que apoyarlos, y querernos entre nosotros, y todo eso. O al menos, eso dicen.

Esto es una familia. En las familias, hay disputas. Vale, muchas son pequeñas, y las terminamos resolviendo y perdonando, y ya está. Pero, ¿qué pasa con esas que no? ¿Qué pasa con esos hermanos que eran medio gilipollas, y ahora ya lo son del todo? ¿A esos también, apoyo y amor? Por favor, si no le soporto, ¿cómo me voy a sentar a comer con ellos? Oh, vale, es navidad, tiempo de amor y reconciliación. Haremos las paces. JA!

Perdonad que me ría, pero eso de perdonar o "pactar una tregua" por navidad me parece una mentira. Es cómo la pareja que sólo se acuerda de tener un detalle contigo en San Valentín, el único día que prepara algo que te haga ilusión. No vas a olvidar todo lo que ha pasado solo para que comáis en paz. No, harás de tripas corazón, te aguantas y comes, solo por no dar la comida al resto de tu familia. Normalmente. Esta es la verdadera Navidad, la época de los paripés en la mesa, de todos nos llevamos bien y nos queremos un montón, aunque no conozca de nada a ese tío, no quiera ni ver a mi hermano y no aguante a ese otro primo.

Por favor, que al único al que visitaron los fantasmas de las navidades pasadas, presentes y futuras fue al señor Skrubs. Que el espíritu navideño es el que mostramos simplemente sentándonos a la mesa. Que esto es Paripedad, señores. Vale, sí, esto no es la situación en todas las casas. Y vale, sí, habrá gente que hará el esfuerzo de perdonar por las fiestas. Pero señores, ¿cuánta gente hay así? ¿Cuántos están dispuestos a REALMENTE perdonar todo lo que le han hecho sus familiares, y hacer borrón y cuenta nueva? Poca. Muy poquita. Asumirlo, la Paripedad es una realidad. Así que, solo me queda deciros una cosa.

¡Feliz Paripedad y próspero Año Nuevo!

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Las cosas bien hechas

Por si alguno todavía no se había enterado, soy ingeniero de telecomunicaciones de profesión, jugador de videojuegos de pasión, y admirador de los trabajos finales sólidos y bien hechos. Y cada día es más difícil encontrar esto último en estas dos áreas.

El internet ha cambiado muchas cosas, y una de las posibilidades que ofrece es arreglar tu producto y añadirle nuevas funciones a través de internet. Actualizaciones y parches son palabras corrientes para cualquier consumidor de tecnología (hasta whatsapp se actualiza). Pero existen empresas que abusan de este sistema. Empresas que lanzan productos incompletos y llenos de fallos para luego actualizarlos. Sí, Ubisoft, tú también. Llenáis nuestras vidas de imágenes como esta.
Soy consciente de la dificultad de realizar un videojuego sólido, sin bugs. Por eso pienso que el sistema de parches es una buena idea. Pero, por favor, una cosa es eso, y otra es el abuso del sistema. Es que, imaginemos que viviésemos como hace Ubisoft, parcheando todo lo que nos da pereza hacer.

Te levantas por la mañana. Te vas a preparar un café que dejaste parcheando antes de acostarte para asegurarte de que estuviese a la temperatura que debe estar un café: Modo Monte del Destino. Coges la taza. Esta fría. Esta noche dejarás otra bolsa térmica en la cafetera, a ver si así se calienta.

Sales al trabajo/universidad/lo que sea. Te metes en tu coche. No tiene batería porque se te olvida siempre apagar las luces. Pero tú, hombre precavido que soluciona los problemas absurdamente, llevas pinzas para arrancarlo con otro coche. Le pides a tu vecino que te ayude por quincuagésima vez. De nuevo, arrancas el coche. Sabes que se te va a olvidar de nuevo apagar las luces por la noche.

Mi ejemplo favorito: Hora de la comida. Te has preparado la comida en casa para que no tengas que pagar en cafetería. Abres tu fiambrera, o tupperware, según lo quieras llamar, y te encuentras un billete de 20 y una nota que pone: "Sigo sin ser capaz de preparar una triste ensalada. Cómprate algo"

¡Y así con todo! Y eso que solo estamos hablando de videojuegos... no nos metamos en productos de ingeniería. O mejor, sí, hagamoslo.

El plástico. Principal causa de todos los problemas de durabilidad de las cosas. No me refiero a ese plástico bueno y resistente de los bolis bics, que sabes que tienes que ponerte a mala idea a romperlo. No, me refiero a ese plástico blanducho, barato, flexible, que más que proteger la carcasa de tu móvil, parece que se va a astillar y a romper hacia dentro. Joder, macho, si hasta un boli bic es más resistente que eso (idea pendiente de patente: carcasa para móvil de bolis bic).

¿O qué me decís de esos portátiles que se rayan el plástico hasta con mirarlos mal? ¿O quizás de esa camiseta que tú la tocas, la tocas, y notas como con el roce se deshace la costura? (Adiós a mi camisetas del primark T_T. Eso sí, benditos chándales. Chandals. Maldita anglización de las cosas)

Y todo esto, damas y caballeros, sin meternos en la obsolescencia programada. Aunque eso es otra historia. Conseguir que algo se rompa exactamente en dos años es un arte. Un arte rastrero, estafador, vil, y manipulador, sí, pero un arte.

Si es que ya lo decía yo: los componentes electrónicos, de la serie militar. ¡Si lo haces, hazlo bien!
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Los hacedores

Mucho tiempo sin escribir llevaba yo. No pasa nada, la verdad. Tercero de carrera es una amante cruel y egoísta a la que no le gusta que le hagan caso. Pero en estos ratos que sacas libres, pues aprovechas.

Hoy quiero hablar un poco aquí de una cosa que, bueno, es algo sobre lo que no sé muy bien qué quiero escribir, pero quiero escribir sobre ello. Son los hacedores, término robado a un amigo que vio Pain and Gain, en la que los protagonistas eran los do-ers (hacedores. Sí, suena fatal, lo sé, pero es que me parece un nombre genial).

¿Y qué tiene que ver Michael Bay aquí? (Toma referencia cinéfila. Estoy aprendiendo. Ole yo). Solo el nombre, palabra. Prometo un post libre de planos contrapicados. Bueno, basta de bromas. Pongámonos serios.

A lo largo de la vida, me he encontrado con personas que eran capaces de tomar decisiones y ejecutarlas rápidamente. Decisiones de verdad, de las que las consecuencias son importantes. No si vas a tener un hijo, ni qué te vas a poner mañana. No, cosas importantes que no sabes bien qué elegir, pero que no tienes tiempo para pensar. Hmm... esto es un lío. Vamos con un ejemplo.

Imaginemos que te vas al campo con un amigo/hijo/novio/novia/patata, y tu acompañante tiene una pésima caída. Es tan mala, que se rompe la pierna derecha, y se provoca una hemorragia interna. No tienes cobertura. Existe la posibilidad de que se le gangrene. ¿Qué haces? ¿Lo mueves hasta el coche, e intentas acercarlo a alguna parte? ¿No lo mueves, por miedo a que pase algo? ¿Te bloqueas, sin saber muy bien qué hacer? ¿O rápidamente decides que lo más sensato es, por ejemplo, llevarlo al coche, acercarte a una zona con cobertura, y pedir asistencia? Decisiones, decisiones.

Muy bien, un hacedor rápidamente haría algo. No se quedaría quieto. Sabría que piensa que es lo mejor que puede hacer, y lo haría. Simple, rápido, efectivo. Brutal, a veces. Pero se movería rápido. Hay gente que en estos casos no sabría reaccionar. Pero claro, ellos no son hacedores.

Esta cualidad de hacedor... esta capacidad para reaccionar... Es muy positiva. Siempre queremos saber reaccionar ante los imprevistos, pero si estuviésemos preparados ante ellos, no lo serían. ¿Curioso verdad?

Pues no sé que más decir. Ea, a pastar.
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¿Te gusta tu camino?

¿Nunca os habéis preguntado si lo que estabais haciendo estaba bien, si vuestros pasos os estaban llevando por el buen camino? ¿O habéis llegado a considerar si ibais tan mal que ya no podíais volver atrás? "Si miro atrás, estoy perdida", decía Khaleesi.

Y es que esta es una buena pregunta. ¿Cómo podemos darnos de si nuestros pasos nos llevan a un punto de no retorno, a un callejón sin salida? A priori, no podemos saberlo. Todo el mundo obra (o al menos, yo pienso eso) intentando hacer lo que consideran lo mejor. ¿Qué es lo mejor? Eso ya dependerá de la persona. Habrá gente que considera más importante su familia, otros los amigos, pero en fin, eso es harina de otro costal. No, eso no nos atañe a nosotros.

Mi pregunta hoy va dirigida a todo el mundo. ¿Estáis contentos con lo que habéis conseguido en vuestras vidas? ¿Os gusta a dónde os llevan vuestros pasos? ¿Y dónde pensáis que os llevarán? ¿O querríais cambiar lo hecho? Difíciles preguntas, en verdad. Podemos juzgar el pasado, y opinar sobre el presente. Pero no podemos saber el futuro. Al menos, no sin tener mucha experiencia a nuestras espaldas.

¿Yo? Bueno, no puedo decir que esté orgulloso de todo lo que he hecho. Hay muchos errores que he cometido con otras personas, errores que no debería haber permitido. Pero, en líneas generales, me gusta mucho a dónde me ha llevado mi camino. Cuento con unos buenos amigos, con una familia, no me considero mala persona, y mi meta más inmediata va por buen camino. ¿El futuro? Ya se verá. De momento soy optimista, pues con trabajo duro y un poco de suerte, creo que soy capaz de llegar a algún buen sitio. Quizá no el que quiera, quizá no el mejor, pero no me pinta nada mal la cosa.

¿Cambiaría mi camino si pudiese volver a hacerlo? Bueno, estoy seguro de que no lo haría igual. Errores que cometí que no me gustaría volver a hacer, principalmente. Los palos que me he llevado, me los volvería a llevar. No sería la misma persona sin ellos. Reaprendería todas las lecciones que la vida me ha dado. Siendo sinceros, me gusta mucho la vida que he tenido. No habrá sido perfecta siempre. No habrá sido cómoda siempre. No ha sido agradable siempre. Pero sé una cosa: yo soy yo porque mi vida es mi vida. Y mi vida solo la vivo yo. Esto también significa que soy el único responsable de lo que hago, pero eso es harina de otro costal de nuevo.

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Youtubers y sus cosas.

Hoy la cosa es un poco más polémica. ¿El por qué? Esta entrada sale porque a ElRubius, un famoso Youtuber, le han dado un papel de doblaje en un juego de Microsoft. Hobby Consolas, sabiendo que es un Youtuber humorista, y por eso le da el papel, publica un tweet con el enlace que cubre la noticia, acompañado de aunque suene a broma, ElRubius tiene este papel. Rubius se caga en los muertos de Hobby, y esta le pide perdón. En este enlace tenéis más información.

Y aunque no voy a hablar de este caso, pues lo que pase entre Hobby y el Rubius, que se arreglen entre ellos, si me va a servir de pie para dar mi opinión sobre el panorama (Antes de nada, esta es mi opinión. Si alguno piensa distinto, no seré yo el que lo impida, pero como siempre, mi intención es daros mi punto de vista. Y ya. Absténganse comentarios de "pues eres un inculto porque X es lo mejor del mundo mundial". Argumentos, por favor y gracias).

Pero para los que estén perdidos, empecemos contando que es un Youtuber. A grandes rasgos, es cualquier persona que sube vídeos con cierta frecuencia, y cuyos vídeos son vistos por bastante gente. Dentro de esta definición tan grande, tenemos Youtubers más humorísticos como Elvisa o ElRubius, de videojuegos como Vegeta o Willyrex, más... mmm... "humanitarios" (?) como Jiro Mercer (lo siento, sigo sin saber como definir tu canal). Y estos son la mínima parte. Los hay a patadas. Literalmente. Hay muchísimos Youtubers hoy en día, muchos de ellos increíblemente aclamados, otros famosos solamente.

Bueno, pero eso no es malo, diréis algunos. Yo he visto los vídeos de X, y me parecen muy buenos, no entiendo este post, diréis otros. Y no os falta razón en eso. No todo lo que hay en Youtube es malo, ni de lejos. Hay mucho contenido, que se trabaja y se intenta que sea de calidad. Y con eso no me puedo meter yo ni nadie.

El problema viene en las consecuencias de estos vídeos. Para empezar, la mayor parte de los que se alimentan de este boom Youtuber son los adolescentes de 10 a 18 años. Se dice pronto. Desde niños hasta que entran en la universidad. Y obviamente, no todos los vídeos dicen lo mismo. Hay algunos, como por ejemplo son los de Jiro, que te animan a ser mejor, y están llenos de positivismo y superación, gusten más o menos, algo que aprecio sinceramente. También los hay neutros, que sólo buscan hacer reír como Elvisa mediante absurdas situaciones, o situaciones reducidas al absurdo. Pero otros, y no hay que mirar mucho para encontrarlos, nos hablan de gente competitiva que no sabe perder, que solo se dedica a "quedarse" y "meterse" con la gente, etc. El problema viene de que estos vídeos se pegan más a la cabeza que un chicle a la suela de un zapato. Lo dice uno que lo ha vivido.

Que un muchacho de 16-17 años vea un vídeo de gracias con chistes machistas, homofobos, contenido sexual, lo que sea, pues coño, tiene 16 años, es mayorcito para saber que hace con su vida. Que un muchacho de 10 años vaya por la calle gritando "Mujer, a fregar!" o "Tengo un cuerno de mamut y te lo meto por el culo" como que no. Estás en primaria, eres un mico, que haces con esos chistes. Este es el primer problema de los youtubers, las consecuencias de su contenido. A ver, yo sé que lo hacen con toda su buena intención, que preparan sus vídeos con ilusión, y que lo último que quieren es provocar este tipo de situaciones, pero es que se dan, leches.

Segundo, es que detrás de los vídeos, suele haber gente (destaco el suele, significa que es la mayoría de los casos, pero no siempre) sin una preparación y experiencia profesional como "líder" de masas. Son gente que sube vídeos porque quieren, porque les gusta, porque les gusta que le guste a la gente, como sea, pero no son actores de Hollywood. Son gente normal, como tú o yo, que tuvieron una idea, empezaron a trabajar con ella en vídeos, y a la gente les gustó su trabajo. ¿Y esto que implica? Pues que no son perfectos (nadie lo es), y aunque saben que son líderes de masas, a veces no saben canalizarlo correctamente. Ya no hablo solo de los contenidos de sus vídeos, sino de cosas como lo de ElRubius que iniciaba esta entrada, de comentarios de gente que dice no me gusta y youtubers que se los comen porque ellos no lo hacen para que guste, porque si criticas al menos hazlo de forma no destructiva... en fin, de todo un poco. Pero lo que quiero destacar es que hay gente normal detrás de esos vídeos, y que algunos no saben lidiar con las críticas, con la fama, o como queráis llamarlo.

Consecuencia de todo esto: tenemos a nuestras futuras generaciones aclamando, vitoreando y aplaudiendo a algunas personas que en sus vídeos no es que enseñen nada bueno precisamente. Ojo, no quiero que se dejen de hacer vídeos, ni cierren youtube. Pido un poco de sentido común señores, algo de preocupación por el mundo por parte de los youtubers, porque piensen en todo lo que conllevan sus vídeos, en las consecuencias que tienen. ¿O es que ya nos hemos olvidado de lo que fácil que es influir en la gente que ve estos vídeos, de 10-17 años?
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Notch y Microsoft

Hoy vamos a empezar con una pequeña dosis de información del mundillo de los videojuegos. Este fin de semana, se está rumoreando, y con bastante fuerza, que Microsoft (la compañía de Windows) podría comprar Mojang (la compañía creadora de Minecraft, el gran juego revelación). Notch, el creador oficial de Mojang (espero estar escribiéndolo bien), ha declarado que si tal compra se produjese, el abandonaría su propia compañía. ¿Y esto tiene algo que ver con la entrada de hoy? Pues sí.

No sé si alguno habéis sentido alguna vez lo que es defender tu trabajo, y ver como obtiene la recompensa que se merece, o incluso más. O no, estoy seguro de que sí lo habéis sentido. Ese examen que aprobamos cuándo no estábamos seguro si suspenderíamos o no, esa nota más alta de lo que esperábamos que nos da para lo que queríamos.

Si ya nos alegramos con estos logros, imaginaros si vuestro juego fuese simplemente, nada, una de las mayores revoluciones en el mundo de los videojuegos, para bien o para mal, hasta tal punto que tu trabajo obtenga una recompensa ENORME. Imaginaros lo que sería eso.

Si tenemos todo en cuenta, yo quiero preguntarle, señor Notch, que leches tienes en tu cabeza para que renuncies a tu propio trabajo, a tu propia empresa. Vale, puedo entender que no quieres que te controlen el trabajo, porque tu trabajo ha obtenido excelentes resultados. ¿Pero de ahí a decir, todo para vosotros, me voy? Me cuesta dar una motivación a tal gesto.

Lo único que se me ocurre es que quiera seguir siendo fiel a él mismo, a su filosofía de trabajo, a su forma de vida, a sus valores en definitiva. Si eso es así, puedo entenderlo. Si tú tienes tu propia filosofía, y sabes que X no te va a dejar ejercerla, tienes dos opciones: o aceptar X y cambiar tú, o irte y dejar a X y seguir con tu filosofía. Si encima estás forrado, puedes hacer lo que quieras.

Algo parecido pasa cuando estás terminando tus estudios para trabajar, te da dos opciones: o por un lado trabajas como quieres, y las pasas un poco mal al principio si no tienes suerte, o te puteas un poco por cobrar algo seguro, que ahora mismo no es moco de pavo. (Cómo hilo ideas, por dios)

Y os dejo una pregunta en el aire: ¿Qué haríais si fueseis Notch?

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Cambios

Buenas, buenas! Ya estoy de vuelta tras un verano de descanso. a sabéis como es eso de las vacaciones: tienes muchos proyectos, y antes de que te des cuenta, se te ha ido el verano sin terminar ninguno. Yo por suerte empecé uno, pero no es eso de lo que venía a hablaros.

En realidad, quería hablar de los cambios que nos da la vida, de como lo que ayer nos parecía certero, hoy nos parece dudoso y mañana nos puede parecer una tontería. Al menos, de los que me ha dado a mí.

Esto es un tema bastante importante para mí. A lo largo de estos últimos años, he cambiado mucho. Muchísimo. Cualquiera que haya estado conmigo estos años ha sido testigo de ello. Pasé de ser un chico callado, tímido, aburridillo, a ser la persona que soy hoy en día (que cada uno tenga su opinión sobre mí). Sin embargo, uno de los cambios más significativos para mí tuvo lugar el año pasado.

Para los que no lo sepan el año pasado falleció mi abuelo, a quién yo quería mucho. Su muerte me marcó varios meses, meses en los que los pasé realmente mal, e hice pasar igual sino peor a los que tenía a mi lado. Dicen que en los malos momentos es cuando descubres los lazos que te unen a los de tu alrededor. Que gran verdad. Sin embargo, la muerte de mi abuelo no se quedó simplemente en la ausencia de su persona. En mi caso, fue mucho más allá.

Una de las cosas que me trajo fue, por llamarlo de alguna manera, que se me cayese la venda de los ojos. No sé explicarlo bien, realmente. Imaginaros que veis el mundo a través de unas gafas de colores, por lo que hay algunos colores que se ven más, y otros menos. Y de repente, os quitan las gafas, y descubrís que los colores no son cómo vosotros creíais. Algo parecido me pasó con mi forma de ver la vida. Pasé a fijarme en detalles que antes no me habían preocupado, me sorprendía a mí mismo preguntándome cosas que nunca antes había pensado, cómo si había hecho bien al escoger la vida que había escogido (sí, con 20 años, estoy pensando si he hecho bien ya, tócate).

Pero el cambio más importante fue mi forma de ver a las personas. Cambió por completo. Antes era extremista, o muy blanco, o muy negro, no tenía demasiados grises en mi vida. Ahora, para mí todas las personas son grises. Algunas más oscuras, otras más claras. Y no sólo eso, también cambió mi forma de juzgar a las personas. Personas que antes veía grandes virtudes, vi en ellas los fallos que tenían (no significa que dejasen de tener esas virtudes, sólo que ya no me fijo en esas virtudes solo, veo el paquete completo), y personas que antes para mí solo veía fallos les encontré (y con gran alegría, debo decir) grandes valores en su interior.

Y así, en meses, todo mi mundo se dio la vuelta. No os podéis imaginar como me aterró aquello, el saber que mi mundo había cambiado por completo, y ya no era mi mundo, sino que era el mundo real (o al menos, más parecido). Soy precavido, tranquilo, me gusta poder responder a casi todos los imprevistos de mi alrededor.  de repente, BOOM! Ya nada es cómo era. Mi ejemplo más claro, yo mismo: pasé de verme como alguien al que le costaba relacionarse con el mundo a verme como una persona que puede y sabe cómo hacerlo, solo que no quiere porque cree que no puede. Vale, no soy el alma de las fiestas, pero algo es algo. Me di cuenta de mi engaño, de engaño que todo el mundo me decía que tenía y que yo no quería ver. Y de repente, lo vi, claro y nítido.

No sé cómo explicar mejor estos cambios grandes, que te revolucionan por dentro, y te mueven todo de sitio. El que lo haya sentido alguna vez sabrá de lo que hablo. En fin, con esto y un bizcocho.... a casa no llego hasta las ocho!

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Un buen amigo es un tesoro

Buenas!! Sí, ya lo sé, mucho tiempo de silencio, me echabais de menos. Mentira, no me echabais de menos, pero bueno, pensarlo es tan bonito. En fin, tras mucho tiempo sin saber sobre qué escribir, se me ha ocurrido al fin un tema. Un buen tema. La amistad.

Curioso concepto, la amistad. Es algo muy abstracto, muy indefinido, que cambia con el paso de los años. Los amigos de antaño pueden ser ahora gente que no nos caiga bien, y viceversa. A nivel personal, he pensado largo y tendido sobre la amistad y los amigos. Dejadme usarme de ejemplo para ilustrar este concepto tan cambiante.

Cuando somos pequeños, preescolares, de menos de 3 añitos, nuestros amigos son nuestros compañeros de juegos, aquellos otros niños con los que nos gusta jugar, con los que jugamos al escondite, al pollito inglés y a la pelota. Esos niños que a pesar de que nos peguemos con las manitas, olvidamos que ha pasado y seguimos jugando. Porque, como se suele decir, son cosas de niños.

Un poco más grandes, con 6 años, el amigo ya no es solo esa persona con la que juegas, sino es como tu compañero de... mm... trastadas, por así decirlo. Tu "compañero de aventuras". Esta etapa es la más bonita de la amistad, en la que uno cree que las amistades que tengas nunca desaparecerán, que siempre seréis amigos.

Avancemos a la pubertad. 12 años. Las cosas se complican. Los amigos son confidentes, consejeros, compañeros de juerga, etc. Es la época de la ebullición de la amistad. Todo se caldea, y a veces, se cometen errores sin vuelta atrás, de los que no sentirse orgulloso (me incluyo en este grupo).

Y si seguimos avanzando, el concepto de amistad se sigue enrevesando, complicando, haciéndose más y más díficil de distinguir. Uno de los problemas principales a mi gusto, es la falta de palabras para designar a los amigos. De nuevo, dejadme explicar.

Todos hemos estado en una pandilla de amigos. Todos tenemos gente en esa pandilla con la que nos llevamos mejor, y gente con la que nos llevamos peor, llegando en algunos casos inclusos a chocar. Las personas con las que nos llevamos bien, son, claramente, nuestros amigos. ¿Y las que menos? Pertenecen a nuestra pandilla de amigos. Salimos con ellos. Los tenemos en facebook y twitter. ¿Y qué nombre les damos? Estoy seguro de que alguno ya sabe por dónde voy. ¿Llamar igual a una persona con la que me lleve bien y a otra persona con la que a duras penas logro llevarme?

Pero bueno, ese es uno de los problemas. Sin embargo, en contra de lo que yo mismo pensaba hace bastantes años (mi año de 2º de la ESO, para ser más concretos), quien tiene un buen amigo tiene un tesoro. Eso es innegable. Sin embargo, de forma personal, a mí me gusta más ver una amistad como una pequeña semilla, que debemos regar, cuidar, preocuparnos de ella, y mimarla, para que se convierta en un árbol fuerte. Esta visión debo decir que me la han enseñado con el ejemplo, la verdad. Pero sin embargo, me parece muy cierta. Y, al igual que toda planta, una amistad puede ser destruida. A más fuerte sea la amistad, más aguantará. Sin embargo, hasta el árbol más fuerte termina cayendo ante unos hachazos certeros. Tener un buen amigo es un tesoro; cuidar de un amigo, un deber.

En cuestión de amigos, he pensado largo y tendido, pero soy el más inexperto de los que no saben nada. Soy muy negado en cuestiones de amistad. Realmente negado. Increíblemente negado. Los amigos que tengo ahora han hecho más de su parte por aguantarme de lo que yo jamás llegaré a pensar.

Aun así, a pesar de todo, la experiencia me ha enseñado una cosa: un buen amigo es un tesoro. Un gran tesoro. De incalculable valor. Un tesoro que debemos cuidar, mimar, mantener, preocuparnos por él. Cada uno dentro de sus posibilidades y personalidades, obviamente. Y cada uno espera de su buen amigo una cosa: algunos buscan atención; otros, consuelo; otros solo quieren consejo; algunos solo buscan pasarlo bien; y otros quieren todo lo anterior.

Este es el gran motivo por el que resulta imposible definir la amistad, el motivo por el que cada amigo es distinto del anterior y del siguiente. Y, aunque sea inexperto, negado e inútil en amistades, es verdad lo que dicen. ¿No sabéis que dicen? Un buen amigo es un tesoro.



PS: A todo aquel que me llama amigo, por soportarme, aguantarme y guiarme, siendo consciente o no de ello, gracias.
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Las opiniones son como los culos: todo el mundo tiene uno

Bajo esta frase de uno de mis profesores de educación física (o al menos, se la atribuyo a él), voy a sacar un poco de tiempo de mi período de exámenes para comentaros una cosa que me lleva dando vueltas varios días.

La cosa es como sigue: ¿hasta qué punto podemos defender nuestra postura? Para variar, dejad que explique la situación.

Hoy en día todo el mundo opina. De todo, la verdad. Llamadlo internet, llamadlo cultura, pero el caso es que cada vez hay más gente que tiene más opiniones en apartados menos comunes (o más). Un ejemplo vale más que una explicación: los teléfonos móviles. ¿Quién diría que hace 20 años comparábamos los teléfonos por las características de su procesador, cámara, memoria ram y megapixeles de cámara? Nadie. Porque solo importaban tres cosas: el precio, lo que durase sin romperse, y la marca (o al menos lo supongo, que yo por aquella época todavía era un joven e inocente espermatozoide). Y hoy en día, se mira todo esto, y más (sistema operativo, interfaz...).

Pues este fenómeno que afecta a los móviles cada vez se extiende más y más a cualquier tema. He tenido conversaciones con amigos de política, física avanzada, políticas militares, impactos de eventos en la economía... Y aquí viene la duda: ¿Hasta que punto sabemos de las cosas? ¿Hasta dónde podemos defender nuestro conocimiento (o nuestra falta de él, recordemos que no todo internet son verdades)?

Esa es la pregunta. Esta claro que hay que defender nuestras posturas, y nuestras ideas. Pero también tenemos que aprender de nuestros errores, y no pienso que defender ideas equivocadas pueda llevar a ningún buen término. Para el gusto de la polémica, voy a valerme del famoso partido Podemos.

Algunas de las propuestas de Podemos son rebajar la edad de jubilación, aumentar las pensiones, y bajar la contribución a la seguridad social (esta última no estoy del todo seguro). Sobre el papel, debo decir que estas propuestas me gustan, es verdad. Pero implementémoslas en la España actual, esa que tiene un agujero, perdón, un abismo económico en la seguridad social. Estamos dando más (al aumentar las pensiones), pero cobrando menos (adelantando la edad de jubilación, se jubila más gente, hay menos contribuyentes, y tenemos que dar más pensiones a más gente con menos dinero entrando). Así, pensando en lo que esto significa, ¿realmente la propuesta de podemos es adecuada para la situación actual? Hay gente que piensa que sí. Yo soy ingeniero, no entiendo de economía, así que puede ser que sí.

Y la cosa se extiende a cada vez más. A partir de nuestra información (o desinformación, según se mire), queremos defender nuestra postura como correcta, argumentando, debatiendo, o como cada uno defienda sus ideas. Y aún así, a pesar de que a una persona se le demuestre que su postura no digamos que no es correcta, que no todo es blanco o negro en la vida, sino que no es la más mejor, hay mucha gente que da la razón mientras piensa "Que diga lo que quiera, yo sé que lo mío es lo bueno". Y así con todo.

Sinceramente, aunque soy cabezón y me guste debatir por mis ideas, me gusta mucho también mejorarme como idealista, intentando corregir mis errores, y aprendiendo a ver los matices que se me escapan. Hay que saber ver más allá de nuestra información, aprender de nuestras posturas incorrectas, de los errores que tienen, y cambiarlas por nuevas ideas. Y no solo eso. Aprender a ver que aunque nuestra postura sea la correcta, y el resto de la gente se equivoque para nosotros, de las "equivocaciones" de los demás podemos aprender tanto como de nuestros errores. Que no por ser de un partido a, una postura a o un pensamiento a, todo lo que sea de b no tiene porqué ser malo o estar equivocado.

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Retos con esfuerzos

Que horrible es estar de exámenes. Te come el tiempo y las ganas de todo. En fin, es lo que toca. Pero, para variar, hoy no venimos a hablar de esto.

No, hoy venía pensando en otra cosa. Venía pensando en la motivación, en el seguir adelante, en el echar el resto, en darlo todo aunque no sepas que es lo que puede pasar.

Sinceramente, una de las cosas que más me encantan cuando juego a un videojuego, no es solo las secuencias que te dejan sin respiración, ni cuando pasa algo que te deja con la boca abierta y te rompe por completo. No, una de las cosas que más me gustan en la sensación de invencibilidad, de ser la ostia cuando triunfas. Esa sensación de triunfo te embarga por completo, y aunque sabes que es una tontería, que solo proviene de un videojuego y no deberías hacerle caso, no puedes evitar sentirte en la cima del mundo unos minutos.

En el Shadow of The Colossus cuando matas tu primero coloso, algunos juegos de Zelda cuando matas a Ganon (el jefe final del final del final del todo (si toca Ganon, claro. Con Vaati queda menos épico)), en Skyrim cuando matas al primer dragón (el primero solo, los demás no valen). Esa sensación momentánea de poder con todo. Y que además, se extiende a más cosas. Superar retos que creíamos difíciles, complicados, y luego sentirse capaz de enfrentarse a todo lo que nos echen encima. Hay retos que se hacen solo por ver si somos capaces, por ver hasta donde podemos llegar. Y que nos dan esa sensación como recompensa. Esto, en sí, ya es un motivo para hacer algo.

Hay otros problemas que los afrontamos sin ganas, sin ánimos, pero que los realizamos en busca de un bien mayor, en busca de algo mejor para nosotros en un futuro. Ahorros, esfuerzos, dejar de fumar, centrarse en los estudios... Son los retos más duros de afrontar, pero cuando miramos atrás, y vemos el camino recorrido, pensamos "mereció la pena". O al menos, esperamos hacerlo.

Y luego están los últimos (pero que yo creo que son los más importantes) retos: los que hacemos no por nosotros, sino por los demás. Los que llevamos a cabo para ayudar a nuestra familia, a nuestros amigos. Lo que hacemos para ellos... y por ellos. Podemos llevar a cabo proyectos, esfuerzos inmensos, que de otra manera no llevaríamos a cabo, solo por alguien que nos importa. No hablo sólo de echar una mano, o de hacer un favor. No, me refiero a algo más grande. Luchar contra una enfermedad, sobreponerse al dolor de una pérdida, mirar hacia delante cuando todo tu mundo se acaba de venir abajo (literalmente)... Retos que cuando se presentan, pueden llegar a un punto en el que nos sobrepasan, que no vemos la salida ni queremos seguir luchando. Que solo queremos dejarlo estar, porque no nos quedan fuerzas para luchar por nosotros mismos. Es en ese punto cuando miramos a nuestro alrededor, y vemos a las personas que nos importan. Personas que con sus acciones logran darnos fuerzas para seguir adelante. Para luchar por ellos. Para enfrentarse a la oscuridad que se cierne sobre cada uno, y resultar victorioso.

Desde aquí, desde este blog, quiero levantarme y brindar por esas personas que no nos dejan a solas en la oscuridad, por aquellas cuya luz y compañía nos hace de guía, por esas personas por las cuales somos capaces de enfrentarnos a todo.

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Como niños pequeños

Mi madre siempre me ha dicho que existen dos cosas sobre las que tienes que tener cuidado al hablar con alguien: la religión y la política. A veces, yo también añadiría el fútbol, porque cuando algunas veces discuten dos forofos a muerte del barça (les concedo el símbolo ese extraño, que siempre he querido usarlo) y del madrid, parece que se avecina una guerra civil futbolera.

La religión no me voy a meter en ella... hoy. De todas maneras, no pienso que la religión sea un elemento negativo. No uno tampoco demasiado positivo, pero esta ahí. No, hoy quiero despotricar de política. O mejor dicho, de lo que hoy en día llamamos política y la actitud de la gente con respecto a esta.

Permitidme resumiros los próximos mítines políticos del PP y PSOE en el siguiente año (el auto corrector de google reconoce PSOE pero no PP, dato curioso): Bla bla bla economía bla bla bla paro bla bla bla recortes bla bla bla toda la culpa la tiene el partido contrario. Da igual si PP o PSOE (voy a empezar a escribir populares y socialistas, me pone malo que me salte el auto corrector), los dos tienen la misma esquemática. Y claro, obviamente, tanto populares como socialistas tienen la fórmula mágica que nos va a sacar de la crisis, y que el otro partido es tan cerrado de mente que jamás sería capaz de obtenerla ni aunque se la pusieran delante de las narices. Sí, esta riña propia de niños de colegio son los mítines de los dirigentes del país durante el próximo año.

Pero lo mejor es la reacción de la gente que está en los mítines. Todos son HUEEEEEEEEEEEEEEEE *aplausos*. Claro, aplaudamos que en vez de intentar hacerte pacto común y salir hacia adelante de la penosa situación en la que estamos, se dediquen a pelearse como niños pequeños. Ole ahí.

Sin embargo, seamos sinceros, no nos dejamos torear por nada ni nadie. Cuando algo no nos gusta, protestamos. ¿Qué nos hacen recortes en sanidad? Protestamos ¿Qué nos hacen recortes en educación? Protestamos ¿Qué el sistema educativo actual es de risa? Protestamos (Eso para otro día en el que me encienda, que con el sistema actual de educación tengo para un rato) ¿Qué los políticos meten la pata (de nuevo) y hacen algo que no nos gusta? Protestamos. No nos torean como ellos quieren. Bueno, en realidad si lo hacen, porque la ley funciona así y si los políticos tuvieran un poco más de dignidad profesional, no sería así. Pero el caso es que el pueblo español sabe que quiere, y que no. Mejor que ser llevados como borregos por un pastor es.

El problema ahora viene con las protestas. Este país no está hecho para protestar. Da igual lo pacifista que sea una manifestación de 50.000 personas: con un solo radical, todo se va a la mierda. Y ahora viene el clásico de todas las manifestaciones: ¿respuesta policial desmesurada, o es que la manifestación no es tan pacífica como decían? Personalmente, creo que mitad y mitad. Y si no, mirad como terminaron las marchas del 22-M. Buscad en internet las cifras de policías heridos. Comparadlas con las de los manifestantes heridos. Y ahora, darle la vuelta. Buscar las cifras de alguna otra manifestación por el 15-M. ¿De quién es la culpa? Pues depende. Mitad y mitad.

¿Y sabéis que es lo más alentador de todo? Que esto tiene toda la pinta de que vaya a seguir igual. Solo hay que ver la actitud del pueblo: protesta y crítica, crítica y protesta. Nadie habla de pactar, nadie habla de aceptar la situación, que ya está muy mal, e intentar poner lo mejor de ellos mismo para poder salir hacia delante con el país entero. No, eso es cosa de la generación siguiente. Nosotros, mientras tanto, seguiremos creando odio en la sociedad contra la clase política por absolutamente todos los despilfarros y errores que comenten. Con un par de cojones, sí señor. Porque no nos dejamos torear por nada ni por nadie, ni nos gusta agachar la cabeza aunque sea para disminuir la tensión social.

Malinterpretar estas palabras como queráis. Cada uno somos libres de pensar lo que queramos, de actuar como queramos. Soy consciente de que ahora mismo la situación es mala no, malísima. Que la clase política es horrible. Que todo pinta negro, y cada vez más oscuro. Pero no creo que el odio y la protesta sea la solución, ni entre nosotros, ni en la clase política. Porque, como dijo un sabio maestro Jedi, "La ira lleva al odio, y el odio al sufrimiento".

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Como arena entre los dedos

El otro día, pensando un poco sobre unos ejercicios de física, me di cuenta de una cosa. La ciencia ha avanzado un montón, y somos capaces de cosas que antes nos resultaban imposibles. Sin embargo, todavía tiene un límite que no ha sido capaz de superar... al menos, que yo sepa.

Os pongo en situación: el sistema internacional, el órgano que decide en qué se mide cada cosa (la longitud en metros, la masa en kilos) define siete propiedades fundamentales de la materia, de las cuales se derivan todas las demás. Estas propiedades son la longitud, medida en metros; la masa, medida en kilogramos; el tiempo, medido en segundos; la corriente eléctrica, medida en amperios; la temperatura, medida en grados Kelvin; la cantidad de sustancia, medida en moles; y por último la intensidad luminosa, medida en candelas (¡¡dale candela!!).

De estas siete propiedades se derivan todas las demás por multiplicación/división/otra operación matemática: la velocidad es la relación entre longitud recorrida y tiempo, el volumen un producto de longitudes, etc.

Actualmente, el ser humano sabe modificar la materia a su gusto. Puede realizar porciones de menor masa o longitud de un cuerpo, aumentar su temperatura o modificar la cantidad de cuerpo que tenemos (cortando o poniendo más). La corriente la sabemos controlar, sino la electricidad sería indomable. Y hasta la intensidad luminosa puede ser modificada, como vemos con los reguladores de las lámparas. Y como de estas propiedades fundamentales se derivan todas las demás, podemos decir que también controlamos todas las demás de forma más o menos directa.

Todas menos una: el tiempo. ¿Qué sabemos del tiempo? Que se mide. Que nos lo marcan los relojes. Que nunca parece haber suficiente, y cuando sobra es insufrible esperar a que pase. Pero no tenemos un control directo sobre él. El tiempo pasa, y pasa, y pasa. Nosotros podemos medir la diferencia de tiempo entre dos instantes, y a eso llamarlo segundos, minutos u horas. Pero no podemos modificar los segundos en sí que ha experimentado un objeto, por ejemplo. Osea, imaginaros que tenéis un trozo de metal, y lo dejáis bajo la lluvia. Se va a oxidar. Pero los segundos que pase bajo la lluvia nosotros no tenemos control. Son los que sean, y nosotros podemos retirarlo de la lluvia, o dejarlo ahí. Pero no podemos el tiempo en sí para que pase menos tiempo, o más.

El tiempo pasa, independientemente de lo que ocurra en el universo. Se escurre del control como arena entre los dedos. Y además, no sabemos definirlo bien. No podemos decir que el tiempo es esto, y ya está. No es como por ejemplo la velocidad, que es la distancia recorrida por unidad de tiempo. Por unidad de tiempo, fijaros y todo.

Esto me hace recordar unas frases el maestro de nominación de El Temor De Un Hombre Sabio, que ahora mismo no recuerdo como se llama (Elodin. Gracias a EdurneMShadow). En una clase que da este maestro, habla de los nombres primarios. Cosas que son lo que son, y que no se pueden describir. Azul, pone de ejemplo. Describe el azul, dice. El protagonista, que había alegado que todo lo conocible se puede describir, se queda sin palabras al no poder describir el color azul. Sin embargo, sabe lo que es. Sabe reconocer el azul. Pero no puede dar una definición concreta. Solo decir que el mar es azul, el cielo es azul. Pero no dice que significa azul en sí.

No sé si me estoy explicando bien. Lo que importa de esta historia no es que no podamos definir el azul, sino que hay ciertas cosas que tratamos con ellas, que las usamos a nuestro favor, pero no sabemos definirlas. No podemos explicarlas. Y no podemos alterarlas a nuestro gusto. El azul es azul para todo el mundo (que no sea daltónico), y no puedes hacer el azul menos azul, porque es otro color distinto ya.

Por lo tanto, el ser humano, todopoderoso y capaz de todo, no es capaz de controlar aquello que sucede entre dos medidas de reloj: el tiempo. Y mira que lleva existiendo toda la vida, ¿eh? ¿Y quién lo habrá puesto ahí? ¿Y qué pasará cuando lo controlemos? Que cada uno responda estas preguntas como quiera. Yo, por mi parte, aquí termino mi reflexión.

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Nos vemos en el camino

Os escribo esta entrada ahora mismo desde la playa, en las horas muertas de siesta y digestión en las que solo puedes dar paseos o tostarte al sol. Sin embargo, para variar, esta entrada con nombre de canción de El Sueño de Morfeo no tienen nada que ver con esta cabecera. Mi mente, que funciona a su propio ritmo.

No, hoy os vengo a hablar de otra cosa que yo pienso que cada día pasa más a menudo en nuestra sociedad, una realidad hacia la que estamos siendo irremediablemente catapultados sin darnos cuenta. Vivimos con prisas: para comer, para llegar, para beber... vivimos con prisa por vivir. Como chaval de 20 años, se supone que a los 13-14 debería empezar a beber, a los 15-16 debería empezar a buscarme una chica para salir con ella, e incluso debería haber probado ya a fumar. Todos según las reglas de la sociedad actual.

Vivimos con tanta prisa por vivir, que se nos olvida el disfrutar de la vida. Hoy, sin ir más lejos, me he quedado solo tomándome el café del desayuno porque los demás ya habían terminado. Como rápido, que conste. Pero me gusta disfrutar del café. Que tardo, nada, dos minutos en terminarme el café tranquilamente. Pero esos dos minutos se ven como una pérdida de tiempo. Un desperdicio de recursos.

Creo que el mejor ejemplo de esta velocidad, de esta rapidez por llegar al sitio sin pararse a nada, son las autopistas. A ver, no soy lo que se llama un entusiasta de los viajes, ni voy a poner verdes a las autopistas. Es cierto que son mucho más cómodas, seguras, y rápidas. Pero... te pierdes el viaje. Vale, ir de pueblito en pueblito en una carreterucha de segunda (cuando no es de tercera) no es precisamente la mejor forma de ir descansado. Pero desde la autopista... el paisaje está más allá. Por la carretera nacional ves como el campo termina donde empieza tu carril. Casi, en algunos casos, pareces que puedes tocarlas (si es que no se te echan encima del coche por falta de paso de camiones). Es más cansado, sí. Pero te da la oportunidad de disfrutar del camino.

Y ese es uno de los valores que se están perdiendo. Queremos hacer las cosas rápido, como si fueran para ayer, y disfrutar solo del haberlo hecho. No nos importa el proceso, la vivencia. Y os voy a decir una cosa: uno aprende en el camino, no en el destino. Fijaros sino en cualquier proceso de aprendizaje: aprendes mientras lo haces. Si te lo estudias todo al final, deprisa y corriendo, no aprendes. O al menos, no igual de bien.

Así pues, la próxima vez que vayáis a hacer algo, pararos un momento, y mirar el camino que estáis recorriendo. Que desde el camino podrás ver tu comienzo, y tu destino. Y así aprender lo grandes que has llegado a ser

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Desde el frío al andar

Desazón. Tristeza. A veces, estos sentimientos se cuelan en nuestro cuerpo y plagan hasta la última parte de nuestra persona de un frío y un vacío descomunal, tan grande que a veces no sabemos como seguir.

Sin quererlo, estos sentimientos nos invaden, nos llenan de pensamientos lúgubres, se llevan lejos nuestras sonrisas, y nos aislan de nosotros mismos. Nuestra luz se hace cada vez más y más débil, hasta que finalmente se apaga, dejándonos solos en la oscuridad, perdidos en nuestro propia laberinto, en nuestra misma trampa mortal.

Y es en estos momentos cuando cuerpo y mente piden una única cosa, con una sola voz: soledad. Silencio. Quietud. La calma de nuestra única y propia compañía, sin nadie, sin nada. Estos momentos de soledad son los mejores para preguntarnos quién es cada uno, de dónde viene, adónde quiere llegar; pues no hay ruido que nos impida oír nuestras propias respuestas.

Porque somos los únicos que tenemos respuestas a nuestras propias preguntas. Somos los únicos que podemos decidir quiénes somos, y qué hacemos. Y aunque el frío de nuestro interior nos haga detenernos, y nos haga mirar en nuestro interior, esforzándonos un poco volveremos a abrir esa ventana por la que entra la luz. Solo tenemos que seguir caminando, seguir buscando, sin nunca parar, para que el frío se vaya, y el calor vuelva a llegar.

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Libros y portadas

Dicen que nunca juzgues a un libro por la portada. Sin embargo, también nos dicen que las primeras impresiones son muy importantes, que por eso debemos intentar causar buena impresión en nuestra entrevistas de trabajo y tal. ¿A quién hacer caso, entonces?

Os lo voy a decir. A los dos. La primera impresión te mostrará lo que la persona transmite al exterior. Te mostrará lo más básico de esa persona, pero sabrás (en la mayor parte de los casos) si te puede resultar caro acercarte, o no. Osease, si puede resultar un peligro para tí. Instinto de supervivencia, dicen algunos. En cualquier caso, las primeras impresiones son importantes.

Pero no son lo único que importa. Las personas somos seres complejos, llenos de matices y detalles en nuestra personalidad. Bueno, unos bastante más que otros, pero no se puede describir completamente a una persona solo con un par de palabras, aunque a veces solo un par de palabras sea todo lo que necesitamos saber sobre una persona. Sin embargo, la gente madura, crece, cambia, se refina... Todos esos matices tan complejos van cambiando poco a poco. Y sin embargo, la primera impresión en todos estos cambios va a seguir siendo, si no la misma, casi igual.

Creo que para esto soy el mejor ejemplo. Este fin de semana pasado estuve en Salamanca, con unos amigos. Estuvimos de fiesta y eso, lo típico de ir a ver a tus amigos universitarios a Salamanca. Allí me encontré con un par de antiguos compañeros de clase, que me dio mucha alegría volverlos a ver. Y creo que esos compañeros... bueno, se dieron un par de sorpresas con respecto a la opinión que tenían sobre mí. No que fuese totalmente distintos, sino pequeños matices que marcan la diferencia.

Y poco más os tengo que decir. Entre semana no paro tranquilo, sinceramente. Pero ahora que ha llegado el fin de semana, puedo ponerme a escribir, que es muy entretenido. Os dejo con un vídeo musical para que la espera se os haga más corta!

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Tiempo al tiempo

¡¡Al fin!! Terminé mis parciales. Por ahora. Que paliza a estudiar y a hacer ejercicios, la leche. ¡Pero ya está! He vuelto. Y os traigo otra entrada de las mías...

Realmente, no es algo puramente mío... A ver, al fin y al cabo, no soy yo el que inventó la frase "El tiempo pone a todo el mundo a su sitio". Pero es verdad. Sí, es verdad. Tarde o temprano, todo el mundo tiene lo que se merece, a todos los cerdos les llega su San Martín, la justicia divina hace su trabajo, o se llama karma y se escribe por puta. Como sea, de una manera a otra, todos terminamos en nuestro sitio.

Sin embargo, esto no significa que las cosas por sí solas se vayan a arreglar. Somos las personas las que movemos el mundo, no el mundo el que nos mueve a nosotros. Es decir, para arreglar algo, para que una persona termine en su sitio, se necesita de la acción de las personas, que son el motor y combustible de nuestra realidad.

¿Esto qué significa? Pues dos cosas. Por un lado, que si no puedes entrarle al trapo a alguien que piensas que no tiene lo que se merece, tarde o temprano habrá alguien que si pueda entrarle, y que lo ponga en su lugar. Solo dale tiempo al tiempo, que tarde o temprano, si esa persona realmente se lo merece, habrá alguien que se lo dará. Llamarlo justicia poética, justicia divina, lo que sea. Pero lo tendrá, tarde o temprano.

Por otro lado, no significa que tú no hagas nada porque otra persona lo hará. Para nada. Son las personas las que hacen, las que realizan, las que se mueven. Si todo el mundo pensase ya lo hará otro, nadie haría nunca nada. "Unos por otros, la casa sin barrer". Puestos a tirar de refranero...

Se puede aplicar este refrán a muchas cosas: discusiones, peleas, advertencias, consejos... lo que sea. El tiempo demostrará quién tiene razón, quién se equivoca, quién lo hace bien y quién mal. La lástima es que no a todo el mundo le afecta igual este refrán. Hay algunos que tienen colchones más grandes sobre los que caer desde lo más alto, o gente a la que hacer sufrir lo que sería su consecuencia. Pero esto, desgraciadamente, no podemos cambiarlo. ¿O sí? Solo el tiempo lo dirá...
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Work It Over

No sé muy bien cómo contaros lo que quiero deciros. De hecho, no se me ocurre un buen nombre para el título de la entrada. A ver si el que tengo puesto me da medio el pego, y me funciona.

Antes de nada, el título se me ha ocurrido por una canción de Daft Punk. Que luego me lío a escribir y se me olvida.



Pero para entender mejor la letra, os recomiendo este otro.



Dicho esto, vamos al lío.

Veréis, este segundo cuatrimestre estoy... no diría que hasta los topes, porque no estoy al límite dándolo todo como si no hubiera un mañana, pero si echándole muchas horas al día. Hasta el punto de que entre semana tengo solo las noches para descansar, cuando antes era capaz de sacar media horita/una horita fácilmente y ponerme un rato a la play o lo que fuese.

Sin embargo, aunque sí es cierto que tengo días de estos que no te levantas animado y todo parece el doble de grande y difícil, no me encuentro... agobiado. No estoy estresado, agobiado, muriéndome, ni nada. Vale sí, es cierto, no paro a lo largo del día. Me gustaría decir que me alegra, pero tampoco es que me llene de gozo y satisfacción el poder estar todo el día así, preferiría estar a la bartola. Aun así, estoy como que contento conmigo mismo.

Y ahora os preguntaréis: ¿Y a mí que me importa la vida que tengas, o lo que tengas que trabajar? Pues es que por ahí no quiero encaminarme. Analizando todo esto que os acabo de contar, me acuerdo de una de mis frases Top10 de filosofía: "El trabajo es el medio de realización del hombre", de Karl Marx. O algo así. No me acuerdo de las palabras exactas. Viviendo esto, entiendo mucho mejor que quería decir este hombre, y porque lo decía. A ver si logro explicar más o menos lo que entiendo yo.

Por un lado, es cierto que el hombre necesita trabajar. A base de esforzarse en las distintas tareas, se ayuda a definirse a sí mismo, conociendo que se le da mejor, que se le da peor, etc; y cuando conoce sus capacidades, se decide a encaminarse hacia un determinado tipo de actividades, que de nuevo le ayudarán a conocer más refinadamente que se le da mejor y peor. Así, el hombre se va refinando a sí mismo por medio del trabajo.

Pongámosme de ejemplo. En el colegio, lo que me gustaba y se me daba mejor eran las ciencias naturales, y las matemáticas. Más tarde, cuando separamos entre física y química y biología, lo que se me daba mejor era la física y química. Y refinando refinando, llegué a bachillerato teniendo muy claro que quería estudiar algo con mucha matemática y mucha física: una ingeniería. A su vez, me gusta un poco la electrónica, así que me metí a teleco. Ahora que estoy en teleco, sé que lo que más me gusta es la parte de electromagnetismo y de electrónica, y que me llama menos la atención lo que es más puramente matemático. Y así puedo ir refinando que es lo que más me gusta, y a lo que quiero yo dedicarme, solamente esforzándome en sacar la carrera.

Pero después de esta semana, he descubierto otro significado mucho más íntimo: el trabajo alegra el alma, y fortalece la mente. Ya no solo por la felicidad del trabajo bien hecho, de hacer bien las cosas de forma "semiprofesional", sino que te sientes mejor contigo mismo por ser capaz de hacerlo todo, y hacerlo aceptablemente bien. Cuando tienes por delante una montaña de trabajo, y la vas sacando poco a poco, sin llegar a morirte ni agobiarte en el intento... experimentas una sensación de felicidad y orgullo contigo mismo. Sabes que eres capaz de hacer una montaña de trabajo. Que si fuese necesario, lo harías otra vez (no con gusto, pero ya me entendéis). Y cuando tienes que volver a hacerlo, estás más dispuesto, funcionas mejor, te mueves con más "gusto".

Bueno, al menos yo experimento todo esto. Tampoco es que haya ido preguntando por ahí a los demás, a ver que opinan.
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Yo y mí mismo

Antes de nada, deciros que por el momento no ha comentado nadie en el concurso, y hasta que no comentéis, no doy las respuestas. Vosotros veréis.



Aprovechando que estoy desde el pc, hago un post con algo más de contenido que la pura letra del post en sí. El tema de hoy es, como dice el título, yo y mí misma. No, no es que sea un ególatra, es un método, por así decirlo, de saber cuánto nos queremos o nos gustamos. Por ejemplo. No sé, la verdad. Se me va la pinza.

El caso es que supongamos que hay alguien más en el mundo que es exactamente igual que nosotros, y por razones del destino, suerte, karma, o la fuerza cósmica del gran espagueti volador (salve, gran espagueti volador); tienes que convivir contigo mismo, sin tener contacto con nadie más, las 24 horas del día. ¿Cómo os imagináis la experiencia? ¿Qué es lo que más coraje te daría de ti mismo? ¿Terminarías odiando la convivencia contigo mismo?

Para ilustrar un ejemplo, me voy a poner yo de ejemplo, valga la redundancia. Yo me llevaría mal conmigo mismo. ¿Por qué? Porque viviría con alguien que se cree igual de genial, fantástico, estupendo, maravillo e increíble que yo (explosión del medidor de sarcasmo en 3,2,1...) Bromas aparte, creo que la convivencia conmigo mismo sería aceptable, hasta que me tocase las narices a mí mismo. Por algún tema de comida, probablemente, que querría comerme algo que me gusta que es del otro yo (con la comida no se juega, ni se bromea. Es un tema serio), y entonces me liaría la mundial, me tiraría un día sin hablarme conmigo mismo, pero luego el tragón pediría disculpas por comerme lo que no es mío... Vale, lo estoy escribiendo yo, y me he perdido. No se quién de los dos yo hace qué en la última frase. Esto de ser yo y yo mismo...

Pero bueno, creo que se ha entendido la idea. ¿Vivirías contigo mismo? ¿No? ¿Por qué? Quizás con este método te des cuenta de pequeñas asperezas que puedes limar para ser mejor persona. O quizás descubras que eres la mejor persona del mundo para vivir con. O quizás tengas un ego más grande que una catedral, y pienses que vivir contigo mismo es la mejor experiencia (y privilegio) del mundo.
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MiniConcurso 1

Antes de nada, siento este silencio durante casi dos semanas. Siendo sinceros, no tenía nada que contar. O mejor dicho, si que lo tenía, pero no sabía como contarlo y que quedase bien. Los borradores parecían más un discurso para convencerme a mí mismo que otra cosa.

Así pues, como método de disculpa, voy a organizar un MiniConcurso. Bastante simple, en verdad, y por diversión el que quiera participar.

La idea es la siguiente: voy a poner 10 frases de curiosidades de videojuegos. De las 10, 9 son verdad y una será falsa. ¿Cuál es la falsa? Eso es lo que debéis adivinar vosotros mismos. ¡Vamos allá!

1. La princesa Zelda no sale en todos los juegos de The Legend of Zelda.

2. Los Goombas, los enemigos que parecen setas marrones de los juegos de Mario, se crearon porque matar a los Koopa Troopa (las tortugas) resultaba demasiado díficil.

3. La campaña de guerra publicitaria entre Sega y Nintendo en los años 90 era tan sumamente brutal que se va a hacer una película sobre ello.

4. El primer videojuego de la historia no fue el famoso Pong! de dos barras blancas y un cuadrado rebotando

5. La idea original del chomp cadenas (mirar foto) apareció porque su creador, vivía junto a una casa con un perro atado, y cada vez que lo quería morder por cruzar al jardín, se frustraba al estar atado por una cadena.



6. Kirby originalmente iba a llamarse PoPoPo, pero en el último momento se decidió cambiar su nombre.

7. Final Fantasy, la conocida saga de la ahora Square Enix, nació como un proyecto q la desesperada para salvar a la compañía de la bancarrota.

8. Originalmente, Luigi iba a ser el protagonista de los videojuegos, pero la dificultad de poner al larguirucho fontanero desembocó en que Mario fuese la estrella.

9. Pac-man originalmente Puck-man, pero por problemas relacionados con el nombre se decidió dejarle como Pac.

10. El creador del exitoso y reciente juego Flappy Bird retiró el juego de las apps store correspondientes porque la fama y el dinero que proporcionaba el juego le estaba arruinando la vida.

Y esto es todo. 1 falsa, 9 verdad. ¿Adivinarás cuál es la falsa? Suerte!
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Unos visitantes de otro mundo

No no, no he tenido una visita de extraterrestre, ni una experiencia paranormal, ni nada por el estilo.

Este fin de semana he estado en Córdoba, con la familia y eso. Y he conocido a una niña, y a su abuela, de Guinea Ecuatorial. Veréis, la hermana de mi tía está ahora mismo en Etiopía, en una ONG. De parte de otra ONG (Os diría nombres, pero no me los sé), piden una familia en Córdoba para hospedar unos meses a una niña de Guinea y su abuela mientras la operan de un problema de vista (a la niña), y pasa el post operatorio y tal. La hermana de mi tía se entera, y tras un par de llamadas, sus padres hospedan a la pareja.

Entonces, este donde he conocido a ambas: nieta y abuela. La abuela muy simpática, joven, abierta. Y sin problemas de idioma. Por lo visto, Guinea fue una antigua colonia española, y allí se habla español. No el de la península, porque ellos, por ejemplo, sienten hambre, no la tienen. Pero si nos ha contado cosas.

A ver, no os voy a dar un documental, porque lo de vivir la familia toda junta y tal si lo controláis, creo. Pero si hubo cosas que me llamaron la atención. Por ejemplo, ella tiene en su casa un pozo, con el mejor agua de la zona. Un pozo manual, de cubo y polea. Y comparte el agua con todos sus vecinos.

Otra cosa que me lado la atención fue que la abuela, antes de rellenarle el vaso de cerveza, vino, agua, o lo que fuese, apoyaba el vaso, pero dejaba una gotilla, un culillo, el cual siempre tiraba. Supongo que será una costumbre desarrollada para deshacerse de los posos de minerales, y tierrecilla y tal, pero es curioso.

Otra cosa que me sorprendió es que la nieta era fan de Dora la Exploradora. Conocía los dibujos, y le encantaban. También le gustaba mucho colorear, y los yogures.

Y poco más. Fue una experiencia... Interesante, la verdad.

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Días especiales, recuerdos inolvidables

Hace poco ha sido el cumpleaños de un amigo. Y he recordado otros cumpleaños: tanto míos, como de mis amigos y familia.

Conozco muchas posturas con respecto a los cumpleaños. Tengo amigos que para ellos solo es un día más, y no les gusta que se celebre. Amigos que tengo que quitarles el DNI para saber cuando es su cumple. Amigos que montan fiestas, que te invitan a comer, que te vas de fiesta. Sinceramente, aquí todo el mundo opina, porque los cumpleaños son como los culos: todos tenemos uno.

En mi caso, soy un poco fanático con el tema de los cumpleaños. En el mio, me gusta invitar a algo. El último que celebré por lo "alto" fue invitar a mis amigos a la piscina un día entero, comida incluida. Debo decir que mi madre estuvo un día entero en los fogones para poder hacer esto (la comida era entera casera: tortilla, empanada, croquetas, ensaladilla...), y es un día que recuerdo con cariño: pase el día con los míos, que más pedir.

El tema regalos... Bueno, a mí me toca la fibra sensible. No en recibir, para nada. Me han hecho regalos que me han hecho sentirme orgulloso de los amigos: una ocarina (que suena como un gato atropellado en mis manos), clases de montar en bici (no, no sé)... Me encantan los regalos que me han hecho. Son geniales.

Pero no, yo me refiero al tema hacerlos. Para esto soy muy puritano: me gusta hacer regalos que sorprenden, y que cada vez que usen el regalo (porque no me gusta idear regalos cuya función es estar en una estantería. No me mal interpreteis, he participado en regalos de este tipo, creo que el que recibió el regalo le encantó, y pienso que fueron buenos regalos. Pero no son lo primero en lo que pienso), como decía, y que cada vez que usen el regalo se acuerden de quién se lo hizo, y le venga una sonrisa a la cara. A mí me pasa. Es muy... Cálido. Una alegría que viene desde dentro.

Pero bueno, el regalo tiene que sorprender. Y si no sorprende, ni considero en hacer el regalo. Me da igual que haya que hacer, si sorprende. Ahora, como no sorprenda... Pues eso, que ni regalo, ni nada. De hecho, soy tan puritano con respecto a esto, que he tomado la costumbre de, si puedo, hacer el regalo yo solo, y regalar algo que cumpla mis condiciones, en vez de hacerlo con más gente y comprar algo más caro, pero que provoque menos ilusión. Mis amigos saben esto también, y lo que lo valoro.

Uno de los amigos que tengo que no celebran su cumple le hice un regalo muy especial por su 18 cumpleaños. Le hice un videojuego. Empecé en Navidad, su cumple era en mayo. Dije: tengo tiempo de sobra. Ingenuo de mi... Que palizón en Semana Santa. Y luego, además, se lo regalé, y estaba lleno de errores en la programación de los eventos. El fin de semana arreglando el juego. Que vergüenza pasé, la verdad. Pero le gustó. Le sorprendió. Le hizo ilusión. Y con eso ya soy feliz.

Y para mí eso es lo importante: la ilusión, la sorpresa, la alegría. Arruinar uno de estos tres factores es lo mismo que arruinarlo todo. Y soy muy intransigente en esto cuando soy yo el que organiza y prepara.

Pero bueno, como he dicho antes, los cumpleaños son como los culos: todos tenemos uno.

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Gato por Liebre

¿Alguna vez os han dado gato por liebre? Osease, alguna vez os han ofrecido y dado un servicio o producto, y luego las consecuencias han sido exactamente las contrarias. Hay gente que dice que con un poco de cabeza, previsión y cuidado, se puede evitar que te den gato por liebre. Yo soy de esa gente. Y hoy me han dado gato por liebre.

"Hola, mi nombre es Alfonso, y he sido timado con un programa que mete programas basura en tu ordenador" sería un buen resumen de lo que me acaba de pasar. Llego a las ocho de la universidad, finalmente, el gigantesco archivo que me había dejado descargando estaba listo para ser instalado. Llego, ejecuto el setup.exe, me brillan los ojillos de la emoción... y salta el avast! "SE HA DETECTADO UNA AMENAZA" Vale, sí, la muchacha del avast! no grita. Pero para mí ha sido como un puñal. Me ha detenido la instalación. Dos, tres veces. Aquí es cuando debería haberme olido algo que algo no iba bien. Pero no es la primera vez que avast! me da falsos informes de amenazas (una dejó sin LoL a medio continente (juego online)).

Desactivo el avast 10 minutitos, avast me pregunta si estoy en mis cabales, y realmente estoy seguro de lo que estoy haciendo, porque le suena muy raro que alguien quiere desactivarlo (se toma muy a pecho eso de proteger mi ordenador). Lo instalo. Comenzando instalación... Ventana de programa de optimización de ordenador. Ventana de  programa de optimización de registro. Ventanas, ventanas, ventanas. Creo que he batido récords de instalación de programas basura: unos 15 en 1 minuto.

Reacciono. Primeras palabras que salen de mi boca: "Me cawen..." (Cawen: Palabra formado por la contracción de cago en. Significado literal: Me cago en algo. Significado real: Profunda molestia por un acontecimiento acontecido recientemente) Abrir panel de control. Empiezo a tirar de desinstaladores de todo lo que pillo. Quito unos 12 (a tres bandas: iba buscando los desinstaladores en las carpetas de los programas (se han instalado en "archivos de programa" por si solos), y tirando de panel de control). Bien bien. Quedan 3, no encuentro instalador. Me pongo como un loco a buscar por todo el disco duro. Lo encuentro y lo borro. Perfecto. Reinicio de control. Me da error porque Windows busca lo que he borrado, pero no está, claro. Quitando eso, no hay ningún otro problema por el momento. Cojo Tune Up, (programa de optimizado de windows), le digo a windows que no busque ese programa, y todo arreglado. Bien, bien.

Abro Google Chrome, me dirijo a escribir esta entrada y... ¡¡OH NO!! ¡¡Una malvada extensión que me da anuncios de productos a buen precio según la página que estoy viendo!! ¿Qué podemos hacer? Ya sé, ¡desactivarla! Pues no. La extensión se instala como extensión de empresa, y no puedo modificarla. Dita sea... (Dita: Contracción de maldita) Me acuerdo de que avast lleva un sistema de borrado lo extensiones. Lo pongo, lo activo. Se desactiva. BIEEEEN. Reinicio Chrome. Sigue desactivada. Genial por ahora, pero como no me fío, busco maneras de borrar la extensión, y encuentro la forma de que Chrome diga que esa extensión no está instalada. La aplico, reinicio Chrome... y está activa e instalada. Cachis. Aplico avast de nuevo, y ahora hago lo mismo que con los programas: busco donde está la extensión, y la borro. Se desactiva porque da error al abrirla. Perfecto. Reinicio pc, sigue igual. Genial, la propia extensión no se da cuenta de que no está instalada. Para que os hagáis una idea del problema:

Extensión- Oye, Chrome, ¿estoy instalada?
Chrome- A ver, déjame mirarlo. Sí, lo estás. Pero me das error. ¿Te importa que te borre?
E-No no, no me borres. Que tengo que funcionar, y para eso tengo que estar instalado.
C-Pero no puedes funcionar. Me das error.
E-Pero estoy instalado, así que funciono.
C-Que no, que no. Que das error. No funcionas
E-Pero si estoy instalado, funciono.
C-Mira, yo te desactivo, que no quiero andar con errores de por medio, ¿vale?
E-¿Pero sigo instalado?
C-Sí, estás instalado, pero te desactivo porque das error.
E-Perfecto, estoy instalado, así que funciono.

Sí, así de ilógica es la lógica de programación. Y para rebajar un poco tanto texto, un pequeño vídeo:
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Gente para todo

¡Al fin! Una entrada desde el ordenador. Aleluya, ya había ganas. Escribir desde la tablet está bien, pero no puedo poneros imágenes ni vídeos ni nada. Así que, en primero lugar, un vídeo de un tema bastante popular. Bueno, no me deja insertarlo. Lo siento, pero entonces os quedáis sin vídeo. Tranquilo, os compenso con imágenes más tarde.

Y hoy os quería hablar de que, efectivamente, hay gente para todo. Y yo el primero. Hoy tenía laboratorio de física en la universidad, y me ha tocado ir con un sonómetro (un aparato que mide la intenso que nos parece el sonido) por toda la politécnica midiendo la intensidad del sonido que había en cafetería, biblioteca, y tal. El sonómetro en cuestión era poco más grande que un walkie antiguo, del mismo peso, y con un micrófono en la parte superior, parecido al que os pongo en la foto. Iba con un compañero, y en los viajes, para matar el tiempo, me he dedicado a hablar con el control de la misión a través del sonómetro. Sí, tan raro como suena. Vosotros imaginaros a un tío de 20 años paseándose por la universidad, con algo que parece un walkie en la mano, y diciéndole al walkie: "Houston, tenemos un problema. Nos hemos olvidado el metro en clase, repito, nos hemos olvidado el metro en clase. Solicitamos permiso para ir a recogerlo". Tal cual. Así una hora, yo más feliz que unas pascuas.

Y es que ahí está la cosa, hay gente para todo. Hoy, por ejemplo, un compañero de informática (sí, Teleco comparte pabellón con informática. Sí, soy consciente de la rivalidad que se genera entre muchos telecos e informáticos. Sí, pienso que la universidad quiere reducir en alumnos dejando que se aniquilen entre ellos), me ha dicho que para que hago Teleco, si eso es informática mezclada con matemáticas (para el que no sepa que hace un Ingeniero de Telecomunicaciones, tan solo tiene que llamar a alguien por el móvil. Ese gesto que acabas de hacer, y todo lo que conlleva, es posible gracias a un Teleco), y otro compañero le ha contestado que hay gente para todo. Si no, todos haríamos lo mismo. ¿Menudo rollo, no?

Sin embargo, aunque haya gente para todo, también hay que hablar con todo tipo de gente. Esto no significa que te tenga que caer bien todo el mundo, o llevarte bien con todo el mundo. Si alguien te cae mal, te cae mal hasta que te deje de caer mal (Grandes Frases de la Filosofía Alfonsiana). Pero si implica que no puedes ir imponiendo lo tuyo por delante por definición. En muchos casos, debes escuchar a los demás, aprender de sus puntos de vista (una enriquecedora experiencia que mis amigos se han afanado en enseñarme, y que finalmente, he aprendido) y todo ese rollo.

Bueno, otro vídeo en vista de que no he puesto más imágenes.
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La Maldición del Papa

Lloviendo a cántaros en la calle, y yo en casa viendo los Goya. No por placer, no soy muy cinéfilo, la verdad. Mezclo actores, películas... Y no he visto grandes peliculones, como Braveheart, Forrest Gump... Y ranas otras. Pero mi madre los tiene en la tele, y yo estoy en la tableta, así que lo veo de fondo.

Hace una semana ya que escribí por última vez casi. No he vuelto a escribir, por un lado, por falta de ganas; y por el otro, por no saber que contaros. A ver, no es que no me hayan pasado cosas, pero tampoco voy a utilizar este blog para contaros mi vida.

Pero sí se me ocurre una curiosidad que puede ser interesante. A ver, estoy en clases de alemán, y de vez en cuando, pues la profesora nos  cuenta curiosidades de Alemania. Una de las que, para mi gusto, es la más desapercibida puede pasar, es la llamada Maldición del Papa.

Nos ubicamos: Berlín soviética. Los soviéticos, tras "acondionarse" en su nueva localización y eliminar todo símbolo religioso, construyen su torre de televisión. Un pirulí, vamos. Una maravilla de la ingeniería soviética de la época, símbolo y orgullo de los ingenieros soviéticos de la época.

Pero hubo algo que ningún ingeniero había previsto: cuando el sol se reflejaba en la torre, se podía ver claramente una cruz en la superficie de la torre (creada por el reflejo del sol sobre esta) desde cualquier punto. Los soviéticos, cuando se dieron cuenta de ello, rápidamente dieron capas de productos, y en general se comisión la cabeza para ver que podían hacer.

Sin embargo, cualquiera que viaje a Berlín hoy en día, y se fije en el pirulí cuando le dé la luz del sol, podrá apreciar lo que se llama la maldición del Papa.

Y con esto y un bizcocho...

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Unos vienen, otros van

Siento no haber escrito nada desde el miércoles. Por ello, estoy ahora mismo sentado en la cama, con la tablet a un lado y un teclado bluetooht "prestado" para escribir en ella. Tenia intención de escribirlo este fin de semana, pero al final la cosa se ha complicado un poco. Y de hecho, esta entrada va sobre esto.

Creo que llamar complicación a lo que estaba pasando esta semana en mi familia es frívolo, e injusto. Probablemente, simplemente leyendo el titulo de la entrada, os imaginareis de que va el tema. Este fin de semana, avisaron a mis padres (vivo en casa con mis padres y mi hermano) de que el ultimo hermano de mi abuelo se estaba muriendo, con fallos de riñón, y que por lo tanto, le quedaban horas.  Mis padres se fueron al día siguiente, a primera hora, y yo me quedé a cargo de la casa y de mi hermano. Escudarme en esto para decir que es la causa de que no he podido escribir es injusto, pero el hecho me recordó el fallecimiento de mi abuelo el año pasado, y no tuve ganas de escribir.

Hace 12 horas, se nos avisó de que definitivamente había fallecido Ramón García Díaz, por lo que mis padres dejaron todo atado, y se marcharon para el entierro. Me he quedado de nuevo a cargo de la casa y de mi hermano. Pero no es esto de lo que quería hablaros.

Quería contaros un poco lo que sentí yo al "asimilar" que no iba a volver a ver a mi abuelo. Hasta las dos últimas semanas, albergaba la esperanza de que se mejorase,  de que todo lo que pasaba fuese una pesadilla, o cualquier otra cosa que hiciese que mi abuelo no terminase muriendo. Pero, al final, pasó. Juanín García Díaz falleció el pasado 26 de marzo. Y con ello, vinieron las consecuencias.

Soy una persona que echa mucho la vista hacia atrás, y conforme algo cambio a mí alrededor, ese cambio suele reflejarse en mí, de una manera en otra. El hecho de asimilar la pérdida de mi abuelo... Fue terrible, la verdad. No me hacía la idea de que no volviese a verle, a hablar con él, a que me diese la chapa para que hiciese un poco más de ejercicio... Pensé en todas las cosas que el ya no vería, todas las historias que no me había contado.... En esta vida, solo hay una cosa que no podemos recuperar: el tiempo que no estuvismos con las personas que nos importan.

Lo pasé realmente mal con el tema de mi abuelo. Muy mal. Y si fui capaz de seguir adelante, fue por dos motivos: el apoyo de amigos y familia, y la "obligación" de seguir adelante, aunque solo fuese por aquellos que me estaban ayudando. En mi caso, más el de los amigos que el de la familia. Pero eso es así. Hay veces que la gente a la que queremos se va. Porque esa es la vida: tiene un tiempo aquí, y otro en el más allá, o lo que cada uno crea que hay después de la muerte. Sin embargo, eso no nos ayuda a suplir el vacío que nos dejan. Estas cosas son de las que el tiempo cura, y debemos dejar al tiempo actuar, y mientras tanto, seguir hacia adelante. Como podamos. Y en mi caso, ese como podamos fue tirando de amigos y familia para no quedarme atrás, para seguir girando con el mundo...

Sinceramente, creo que no me he expresado muy bien. Pero este tema me sigue tocando la fibra sensible, y no puedo evitar emocionarme al escribir estas palabras. Sin nada más que contaros, buenas noches. Otro día os traeré algo más alegre.

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Primeros auxilios contra problemas informáticos

Bueno, esto no es que vaya a ser un manual precisamente de como solucionar todo problema de ordenador en tres sencillos pasos, ni nada por el estilo. Esta más bien pensado para ser una mini-guía de como actuar ante problemas de este tipo, especialmente en temas de virus, spyware, malware y demás cosas. La idea viene de una pequeña pelea que acabo de tener yo desactivando un adware (programa que hace aparecer anuncios y enlaces basura en medio de la pantalla) bastante molesto. Sin más dilación, procedemos.

1. Ante cualquier tipo de problema informático, lo primero que hay que hacer es respirar bien hondo y prepararse para cualquier cosa. Entrar en pánico, y empezar a borrar todo lo que parece sospechoso no es la mejor opción, incluso puede ser que haciendo eso nuestro problema vaya a peor.

2. Informarse de los problemas que tenemos.
  • En primer lugar, en nuestro ordenador intentaremos seguir el rastro de lo que sea que ocasiona el problema, hasta poder darle un nombre concreto, o poder aislar el problema. Decir que el ordenador no funciona bien no es de ayuda. Si dices que tienes tal cosa, o que al ejecutar tal programa te salta todo por los aires, o que el problema solo te pasa usando tal programa, puedes encontrar soluciones concretas y específicas a ese problema, y no a otro. En mi caso, de los anuncios, fue fácil, el propio problema te daba su nombre: safe saver. En caso de que no podamos encontrarlo, probar a pasar el antivirus a ver si este logra encontrarlo y darle un nombre o un origen.

  • En segundo, intentar buscar información en internet sobre nuestro problema, para ver si alguien sabe cómo darle solución. Ojo cuidado con esta parte. No os creáis al pie de la letra lo que ponen en foros y demás, o terminaréis formateando el disco duro para apagar esa bomba de relojería que dicen que es tu ordenador. Aquí, a más información consigamos en el paso anterior, más fácil encontrar nuestro problema.
3. Intentar solucionarlo por nosotros mismos, o por medio de algún conocido, si el problema tiene fácil arreglo, y somos medianamente diestros con los temas de ordenadores. Si no sabes, ni toques, ni dejes que toque nadie que no sepa. A nivel personal, me gusta comparar los ordenadores con los coches. Al igual que no dejarías que un inútil te hiciese de mecánico, no dejes que un tonto te enrede en el ordenador. Vale sí, el ordenador es más barato. Pero es dónde guardamos nuestro trabajo, nuestros números importantes, datos personales... Mejor no tocar si no sabes que hacer.

4. Si no sabes arreglarlo, o lo has intentado y no has tenido cojones, no lo pienses: pide ayuda al profesional (o semiprofesional) más cercano. No te la juegues. Si tienes el coche roto, no es bueno que conduzcas con él en ese estado. Cuando antes lo arregles, mejor.

Y así termina esta pequeña mini guía de primeros auxilios. Aquí Alfonso, corto y cierro!
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Cada maestrillo tiene su... librillo

¡Y ya estamos a miércoles! Que rápido se me han pasado el lunes y el martes... cosas de que fuesen fiesta para mí. Vuelta a la universidad, a empezar nuevo cuatrimestre, y darlo todo de nuevo. A ver como se da esta ocasión, y qué profesores me tocan.

A decir verdad, creo que un tema que siempre da de qué hablar es de los profesores. Porque hay algunos que no sabes de dónde los han sacado de lo... mmm... "peculiares" que son. Si es que, hay profesores para todos los gustos y colores.

Mi ejemplo más reciente es lo que he llamado el profesor tranquilo. Este profesor es muy traaanquiloooo, es muuuuy calmaaaadoooo, respira porque se ha dado cuenta de que es necesario. Fijaros si era tranquilo y calmado, que resultaba imposible seguir el ritmo de la clase debido a que el propio profesor te dormía con su forma de hablar. Pero esto no es lo mejor. Lo mejor fue el día del examen. Nos reparten en dos aulas, a 20-22 personas por aula (no es que las clases sean chicas, que lo son, es que teníamos que hacer un examen tipo test), y empieza el profesor a repartir los folios en blanco. Tardó unos 6-7 minutos en repartir un folio en blanco a cada alumno. Para que os hagáis una idea de a la velocidad a la que hay que ir para tardar tanto, imaginaros que vais a coger un folio de un montón, y os peleáis con el montón porque no sois capaces de separar uno solo. Repetir eso 20 veces. Así de horrible fue.

Pero ahí no termina la cosa. Va a repartir los exámenes. Dos tipos de examen, cada uno en un sobre. Forma normal de repartirlos: Juntar los dos modelos de examen en un solo montón, e ir cogiendo uno de alante, uno de atrás. Forma tranquila: Abre el sobre. Logra separar un solo examen. Dale el examen al alumno. Cierra el sobre. Avanza hasta el siguiente alumno (es importante cerrar el sobre en un momento distinto al de avanzar, dado que si hacemos ambas cosas a la vez, el estrés generado por tal nivel de habilidad y coordinación podría ser causa de pérdida de... no sé, de algo). Abrir el otro sobre. Lograr separar otro examen... Y así. Exasperante. Conozco viejecitas que cruzan la calle más rápido. Menos mal, demos gracias a los dioses, que el otro profesor que da la asignatura lo vio, le quito los exámenes y se puso a repartirlos él.

Además, que no hay peor sentimiento que la espera a un examen sin poder tocar los apuntes, ni hablar, ni nada. Esos minutos desde que dicen: guardadlo todo, que voy a repartir el examen; hasta que llegan al: ya podéis darle la vuelta. Esos minutos en los que intentas usar tus superpoderes de rayos X para poder leer lo que pone en la otra cara del examen, a pesar de que no lo leas, este al revés, y no te enteres de una mierda si eres capaz de distinguir las letras. Esos minutos de pura incertidumbre, creo que para todos los estudiantes son igual de horribles.
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Todos diferentes


Hace unos minutos estaba viendo un capítulo de Sherlock Holmes (la nueva versión en la que sale el famoso Martin Freeman, actor de Bilbo Bolsón en las nuevas películas de El Hobbit) mientras me tomo un té. Le recomiendo a todos aquellos que les guste el té y la serie, que la vean tomándose un té. Sinceramente, es un placer hacer ambas cosas a la vez. Y le da un mejor sabor de boca a la serie.

Pero no venía a hablaros de té ni nada por el estilo. En la nueva serie de Sherlock Holmes, este tiene un hermano, Mycroft. Los dos son unos aunténticos genios, y mientras uno es detective privado, el otro es un alto cargo en el gobierno británico. No sé deciros ahora mismo cuál es ese cargo. El caso, ambos hermanos son vistos como raritos, y ambos hermanos saben que son diferentes a la sociedad. Y ambos hermanos sobrellevan perfectamente su separación, tal y como fuese una clase social.

Sin embargo, me ha dado por pensar en esto, lo que significa, y he llegado a una pregunta que considero bastante interesante. A ver, está claro que Sherlock y su hermano son diferentes, y que están apartados de la sociedad. Pero, ¿la sociedad los aparta por ser diferentes, o ellos se apartan porque notan que lo son? Es como preguntar que fue primero, si la gallina o el huevo. Es difícil, al menos para mí, dar una respuesta a esta pregunta. En este caso, para los que vean la serie, es fácil ver que ellos son los que se apartan, para alejarse del "ruido" de la sociedad. Pero, para las personas de a pie, para ese compañero de trabajo o de clase que nunca habla con nadie... ¿Alguna vez os habéis preguntado por qué?

Hay numerosos motivos para que una persona no se relacione con la sociedad. El primero, y más simple, es que la persona no quiera relacionarse con la sociedad. Otro motivo podría ser que está considerado como esas personas a las que es mejor no acercarse, que están como marcadas y todos las evitamos como si portaran la lepra (Lease violadores, asesinos... Siendo sinceros, si tu sabes que el vecino de encima de tu puerta es un violador empedernido, no vas a ir a pedirle sal precisamente). Pero estos son los motivos... sencillos. Profundicemos un poco más hondo.

Hablando de genios con problemas de relación, hablemos ahora del personaje de Sheldon Cooper, de The Big Bang Theory. Un genio, incapaz de relacionarse con nadie, debido a que posee el síndrome de Asperger. También es cierto que posee un increíble ego, y que se considera superior al ser humano medio. Pero yo quiero quedarme con el síndrome. El síndrome de Asperger es una... mmm... alteración que te hace casi imposible la relación con otro ser humano, debido, a entre otros efectos, la anulación de la capacidad empática, es decir, de la capacidad de notar que siente el otro. Podéis leerlo con más detalle aquí.

Si ya es difícil muchas veces hablar con alguien enfadado, o que esté triste, para no empeorar la situación; imaginaros ahora que sois incapaces de saber si está enfadado, triste, contento, bailando sevillanas o cantando de alegría. Sería horrible, ¿no? Y esa persona que tiene este problema, su comportamiento estaría mal visto por la sociedad en muchos casos. Pero sería muy fácil que terminase "apartado" de la sociedad.

Y a esto quería llegar yo. Vemos muchas personas distintas, diferentes, en nuestro día a día. Personas que nos llaman la atención, que nos pueden maravillar, o hacernos sentir incómodos. Personas que, de una manera u otra, no entran en los estándares "normales" impuestos por la sociedad, y se ven rechazados. Personas que a lo mejor en su interior están deseando vivir como uno más, tener un grupo de amigos, poder relacionarse con el mundo sin que les señalen con el dedo. Personas que están "apartadas" de la sociedad, pero que a lo mejor les gustaría formar parte de ella. Personas que el resto del mundo les ha colgado una cruz por no adecuarse a lo que ellos denominan corriente, y que a lo mejor hay días que no quieren llevarla más.

Os dejo pensar en ello. Ahora me voy a cenar. Oh, como regalo os dejo uno de mis momentos favoritos de Sheldon, y que es una gran muestra de lo difícil que puede resultarle a uno relacionarse, cuando no sabe como hacerlo.

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¡Premio!

Aquí estamos, a domingo ya. Fin de semana, día de paellas, y de descanso total. Aunque yo estoy un poco cansado, la verdad. Sí, estoy de vacaciones. ¿Pero sabéis esta sensación que tienes de cuándo duermes mucho, que te levantas con ganas de seguir durmiendo? Pues así estoy yo. Que cosas, la verdad.

Pero bueno, es un buen domingo. Es un domingo libre, en el que no tengo que preocuparme de estudios ni nada, y en el que he descubierto que tengo... ¡PROGRAMAS DE MICROSOFT GRATIS!! Sí señores, por pertenecer a la universidad politécnica de Extremadura (no sé si se aplicará a otras universidades de Exteremadura) tengo diversos productos de Microsoft (principalmente todos los que no necesitarías normalmente) gratis. Y lo que es mejor: he descubierto que battle.net funciona en el ordenador de mi hermano. ¡YUJU!



Dicen que la vida son cuatro días, y para cuatro días que son, no vamos a estar amargándonos la existencia. Y oye, tienen razón. La vida ya nos trae suficientes problemas y tristezas como para estar encima nosotros hundiéndonos más. Disfrutemos de los pequeños detalles, alegrémonos con las pequeñas cosas, y sobre todo, riamos. Esa última parte es mi favorita. Me río de muchas cosas, principalmente tonterías, muchas de las cuales se me ocurren a mí solo, y la mayoría de las veces solo me hacen gracia a mí solo. Pero oye, soy feliz, que es lo que importa. Al fin y al cabo, eso es lo que todos queremos, ¿no? Ser felices y encontrar nuestro sitio para serlo.
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Pequeñas odiseas



Bueno, pues ya estamos a viernes. Fin de semana, ¡allá vamos! Además, que no va a ser un fin de semana normalito, porque en unas horas acabo mis exámenes del tercer cuatrimestre de la Universidad!! YUJU!!



(Creo que es la primera vez que escucho completa esta canción)

Aunque no se puede decir que haya sido fácil, precisamente. Todos los que hayan hecho una carrera sabrán lo estresante que pueden ser los exámenes de la universidad. Aquellos que me conozcan se meterán conmigo porque dirán que para mí es más fácil (no todo son cosas buenas cuando eres buen estudiante). Pero aún así, no es fácil. Son mis pequeñas odiseas, luchando contra los apuntes mal redactados, ejercicios mal corregidos y la incertidumbre de si eres tú el que se equivoca, o el profesor el que ha hecho mal el ejercicio.

Sin embargo, sería injusto por mi parte quejarse de los estudios, debido a que, las cosas como son, soy buen estudiante. Saco buenas notas, para que os voy a mentir, y considero que tengo mucha suerte en términos de profesores, apuntes y demás. Así que dejaré las quejas para la gente que realmente puede quejarse, que esos son los que realmente nos hacen ver las deficiencias del sistema.

En otro orden de cosas, sigo mi pequeña odisea también en contra de battle.net. Aunque el servicio técnico fue muy eficiente y formal, su respuesta de ayer me condujo a una tarde llena de actualizaciones de todos los programas del ordenador, comprobación de no sé cuantas cosas, para que, al finalmente, el programa siga sin ir. He decidido desinstalarlo completamente del ordenador, y ya veré qué hago. De momento, el ordenador de mi hermano pequeño parece un buen objetivo para instalar el juego. Pero con la suerte que tengo, veo que en el ordenador de mi hermano tampoco vaya a querer funcionar. Otro problema para el servicio técnico, que le vamos a hacer.

Curioso como la vida funciona, la verdad. Está compuesta de pequeñas odiseas que se intercalan entre los momentos de relax y risas. Como en una buena película, los momentos de tensión e importancia se turnan con los momentos más descansados, permitiendo al espectador reponerse y asimilar todo lo que acaba de pasar. Hay grandes odiseas, pequeñitas, de todos los tamaños, colores y gustos. Pero son en estas odiseas en las que nos afirmamos como lo que somos, y son estas odiseas las que nos enseñan a vivir. Estas odiseas nos hacen ver como de fuertes de somos, donde están nuestros límites, y cómo solventamos los problemas. Las experiencias de la vida, al igual que los momentos que impactan en las películas, no pasan en esos momentos de relax y risas. Cuando luchamos, aprendemos; cuando nos equivocamos (y reconocemos la equivocación), nos hacemos más sabios; y cuando caemos, hacemos una de las cosas más maravillosas del hombre: seguir hacia delante.

Hay veces que caemos muy hondo, tanto que no sabemos como seguir. Esas ocasiones, en las que más tenemos que luchar, son en las que más puedes aprender y descubrir. Esos momentos, en los que necesitas de una mano que te pueda guiar de nuevo a tu camino, son los momentos que se graban a fuego en tu cabeza, que te cambian por dentro, y te hacen ver distinto lo que hay fuera. Y ese apoyo que dan, esa mano tendida para seguir adelante, sabes que es algo que no olvidarás jamás.

Uy, que filosófico me he puesto en un momento. Bueno, de nuevo, me voy a comer, que el examen comienza en un par de horas, y no es plan de ir con ganas de echarse la siesta en medio del "controlillo", como decía uno de mis profesores. ¡Hasta luego!

PD: Desde aquí, el nieto de Juanín le quiere dar el pésame a la familia de Litri, conocido como El Chache en Códoba. Descanse en Paz