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Unos visitantes de otro mundo

No no, no he tenido una visita de extraterrestre, ni una experiencia paranormal, ni nada por el estilo.

Este fin de semana he estado en Córdoba, con la familia y eso. Y he conocido a una niña, y a su abuela, de Guinea Ecuatorial. Veréis, la hermana de mi tía está ahora mismo en Etiopía, en una ONG. De parte de otra ONG (Os diría nombres, pero no me los sé), piden una familia en Córdoba para hospedar unos meses a una niña de Guinea y su abuela mientras la operan de un problema de vista (a la niña), y pasa el post operatorio y tal. La hermana de mi tía se entera, y tras un par de llamadas, sus padres hospedan a la pareja.

Entonces, este donde he conocido a ambas: nieta y abuela. La abuela muy simpática, joven, abierta. Y sin problemas de idioma. Por lo visto, Guinea fue una antigua colonia española, y allí se habla español. No el de la península, porque ellos, por ejemplo, sienten hambre, no la tienen. Pero si nos ha contado cosas.

A ver, no os voy a dar un documental, porque lo de vivir la familia toda junta y tal si lo controláis, creo. Pero si hubo cosas que me llamaron la atención. Por ejemplo, ella tiene en su casa un pozo, con el mejor agua de la zona. Un pozo manual, de cubo y polea. Y comparte el agua con todos sus vecinos.

Otra cosa que me lado la atención fue que la abuela, antes de rellenarle el vaso de cerveza, vino, agua, o lo que fuese, apoyaba el vaso, pero dejaba una gotilla, un culillo, el cual siempre tiraba. Supongo que será una costumbre desarrollada para deshacerse de los posos de minerales, y tierrecilla y tal, pero es curioso.

Otra cosa que me sorprendió es que la nieta era fan de Dora la Exploradora. Conocía los dibujos, y le encantaban. También le gustaba mucho colorear, y los yogures.

Y poco más. Fue una experiencia... Interesante, la verdad.

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Días especiales, recuerdos inolvidables

Hace poco ha sido el cumpleaños de un amigo. Y he recordado otros cumpleaños: tanto míos, como de mis amigos y familia.

Conozco muchas posturas con respecto a los cumpleaños. Tengo amigos que para ellos solo es un día más, y no les gusta que se celebre. Amigos que tengo que quitarles el DNI para saber cuando es su cumple. Amigos que montan fiestas, que te invitan a comer, que te vas de fiesta. Sinceramente, aquí todo el mundo opina, porque los cumpleaños son como los culos: todos tenemos uno.

En mi caso, soy un poco fanático con el tema de los cumpleaños. En el mio, me gusta invitar a algo. El último que celebré por lo "alto" fue invitar a mis amigos a la piscina un día entero, comida incluida. Debo decir que mi madre estuvo un día entero en los fogones para poder hacer esto (la comida era entera casera: tortilla, empanada, croquetas, ensaladilla...), y es un día que recuerdo con cariño: pase el día con los míos, que más pedir.

El tema regalos... Bueno, a mí me toca la fibra sensible. No en recibir, para nada. Me han hecho regalos que me han hecho sentirme orgulloso de los amigos: una ocarina (que suena como un gato atropellado en mis manos), clases de montar en bici (no, no sé)... Me encantan los regalos que me han hecho. Son geniales.

Pero no, yo me refiero al tema hacerlos. Para esto soy muy puritano: me gusta hacer regalos que sorprenden, y que cada vez que usen el regalo (porque no me gusta idear regalos cuya función es estar en una estantería. No me mal interpreteis, he participado en regalos de este tipo, creo que el que recibió el regalo le encantó, y pienso que fueron buenos regalos. Pero no son lo primero en lo que pienso), como decía, y que cada vez que usen el regalo se acuerden de quién se lo hizo, y le venga una sonrisa a la cara. A mí me pasa. Es muy... Cálido. Una alegría que viene desde dentro.

Pero bueno, el regalo tiene que sorprender. Y si no sorprende, ni considero en hacer el regalo. Me da igual que haya que hacer, si sorprende. Ahora, como no sorprenda... Pues eso, que ni regalo, ni nada. De hecho, soy tan puritano con respecto a esto, que he tomado la costumbre de, si puedo, hacer el regalo yo solo, y regalar algo que cumpla mis condiciones, en vez de hacerlo con más gente y comprar algo más caro, pero que provoque menos ilusión. Mis amigos saben esto también, y lo que lo valoro.

Uno de los amigos que tengo que no celebran su cumple le hice un regalo muy especial por su 18 cumpleaños. Le hice un videojuego. Empecé en Navidad, su cumple era en mayo. Dije: tengo tiempo de sobra. Ingenuo de mi... Que palizón en Semana Santa. Y luego, además, se lo regalé, y estaba lleno de errores en la programación de los eventos. El fin de semana arreglando el juego. Que vergüenza pasé, la verdad. Pero le gustó. Le sorprendió. Le hizo ilusión. Y con eso ya soy feliz.

Y para mí eso es lo importante: la ilusión, la sorpresa, la alegría. Arruinar uno de estos tres factores es lo mismo que arruinarlo todo. Y soy muy intransigente en esto cuando soy yo el que organiza y prepara.

Pero bueno, como he dicho antes, los cumpleaños son como los culos: todos tenemos uno.

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Gato por Liebre

¿Alguna vez os han dado gato por liebre? Osease, alguna vez os han ofrecido y dado un servicio o producto, y luego las consecuencias han sido exactamente las contrarias. Hay gente que dice que con un poco de cabeza, previsión y cuidado, se puede evitar que te den gato por liebre. Yo soy de esa gente. Y hoy me han dado gato por liebre.

"Hola, mi nombre es Alfonso, y he sido timado con un programa que mete programas basura en tu ordenador" sería un buen resumen de lo que me acaba de pasar. Llego a las ocho de la universidad, finalmente, el gigantesco archivo que me había dejado descargando estaba listo para ser instalado. Llego, ejecuto el setup.exe, me brillan los ojillos de la emoción... y salta el avast! "SE HA DETECTADO UNA AMENAZA" Vale, sí, la muchacha del avast! no grita. Pero para mí ha sido como un puñal. Me ha detenido la instalación. Dos, tres veces. Aquí es cuando debería haberme olido algo que algo no iba bien. Pero no es la primera vez que avast! me da falsos informes de amenazas (una dejó sin LoL a medio continente (juego online)).

Desactivo el avast 10 minutitos, avast me pregunta si estoy en mis cabales, y realmente estoy seguro de lo que estoy haciendo, porque le suena muy raro que alguien quiere desactivarlo (se toma muy a pecho eso de proteger mi ordenador). Lo instalo. Comenzando instalación... Ventana de programa de optimización de ordenador. Ventana de  programa de optimización de registro. Ventanas, ventanas, ventanas. Creo que he batido récords de instalación de programas basura: unos 15 en 1 minuto.

Reacciono. Primeras palabras que salen de mi boca: "Me cawen..." (Cawen: Palabra formado por la contracción de cago en. Significado literal: Me cago en algo. Significado real: Profunda molestia por un acontecimiento acontecido recientemente) Abrir panel de control. Empiezo a tirar de desinstaladores de todo lo que pillo. Quito unos 12 (a tres bandas: iba buscando los desinstaladores en las carpetas de los programas (se han instalado en "archivos de programa" por si solos), y tirando de panel de control). Bien bien. Quedan 3, no encuentro instalador. Me pongo como un loco a buscar por todo el disco duro. Lo encuentro y lo borro. Perfecto. Reinicio de control. Me da error porque Windows busca lo que he borrado, pero no está, claro. Quitando eso, no hay ningún otro problema por el momento. Cojo Tune Up, (programa de optimizado de windows), le digo a windows que no busque ese programa, y todo arreglado. Bien, bien.

Abro Google Chrome, me dirijo a escribir esta entrada y... ¡¡OH NO!! ¡¡Una malvada extensión que me da anuncios de productos a buen precio según la página que estoy viendo!! ¿Qué podemos hacer? Ya sé, ¡desactivarla! Pues no. La extensión se instala como extensión de empresa, y no puedo modificarla. Dita sea... (Dita: Contracción de maldita) Me acuerdo de que avast lleva un sistema de borrado lo extensiones. Lo pongo, lo activo. Se desactiva. BIEEEEN. Reinicio Chrome. Sigue desactivada. Genial por ahora, pero como no me fío, busco maneras de borrar la extensión, y encuentro la forma de que Chrome diga que esa extensión no está instalada. La aplico, reinicio Chrome... y está activa e instalada. Cachis. Aplico avast de nuevo, y ahora hago lo mismo que con los programas: busco donde está la extensión, y la borro. Se desactiva porque da error al abrirla. Perfecto. Reinicio pc, sigue igual. Genial, la propia extensión no se da cuenta de que no está instalada. Para que os hagáis una idea del problema:

Extensión- Oye, Chrome, ¿estoy instalada?
Chrome- A ver, déjame mirarlo. Sí, lo estás. Pero me das error. ¿Te importa que te borre?
E-No no, no me borres. Que tengo que funcionar, y para eso tengo que estar instalado.
C-Pero no puedes funcionar. Me das error.
E-Pero estoy instalado, así que funciono.
C-Que no, que no. Que das error. No funcionas
E-Pero si estoy instalado, funciono.
C-Mira, yo te desactivo, que no quiero andar con errores de por medio, ¿vale?
E-¿Pero sigo instalado?
C-Sí, estás instalado, pero te desactivo porque das error.
E-Perfecto, estoy instalado, así que funciono.

Sí, así de ilógica es la lógica de programación. Y para rebajar un poco tanto texto, un pequeño vídeo:
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Gente para todo

¡Al fin! Una entrada desde el ordenador. Aleluya, ya había ganas. Escribir desde la tablet está bien, pero no puedo poneros imágenes ni vídeos ni nada. Así que, en primero lugar, un vídeo de un tema bastante popular. Bueno, no me deja insertarlo. Lo siento, pero entonces os quedáis sin vídeo. Tranquilo, os compenso con imágenes más tarde.

Y hoy os quería hablar de que, efectivamente, hay gente para todo. Y yo el primero. Hoy tenía laboratorio de física en la universidad, y me ha tocado ir con un sonómetro (un aparato que mide la intenso que nos parece el sonido) por toda la politécnica midiendo la intensidad del sonido que había en cafetería, biblioteca, y tal. El sonómetro en cuestión era poco más grande que un walkie antiguo, del mismo peso, y con un micrófono en la parte superior, parecido al que os pongo en la foto. Iba con un compañero, y en los viajes, para matar el tiempo, me he dedicado a hablar con el control de la misión a través del sonómetro. Sí, tan raro como suena. Vosotros imaginaros a un tío de 20 años paseándose por la universidad, con algo que parece un walkie en la mano, y diciéndole al walkie: "Houston, tenemos un problema. Nos hemos olvidado el metro en clase, repito, nos hemos olvidado el metro en clase. Solicitamos permiso para ir a recogerlo". Tal cual. Así una hora, yo más feliz que unas pascuas.

Y es que ahí está la cosa, hay gente para todo. Hoy, por ejemplo, un compañero de informática (sí, Teleco comparte pabellón con informática. Sí, soy consciente de la rivalidad que se genera entre muchos telecos e informáticos. Sí, pienso que la universidad quiere reducir en alumnos dejando que se aniquilen entre ellos), me ha dicho que para que hago Teleco, si eso es informática mezclada con matemáticas (para el que no sepa que hace un Ingeniero de Telecomunicaciones, tan solo tiene que llamar a alguien por el móvil. Ese gesto que acabas de hacer, y todo lo que conlleva, es posible gracias a un Teleco), y otro compañero le ha contestado que hay gente para todo. Si no, todos haríamos lo mismo. ¿Menudo rollo, no?

Sin embargo, aunque haya gente para todo, también hay que hablar con todo tipo de gente. Esto no significa que te tenga que caer bien todo el mundo, o llevarte bien con todo el mundo. Si alguien te cae mal, te cae mal hasta que te deje de caer mal (Grandes Frases de la Filosofía Alfonsiana). Pero si implica que no puedes ir imponiendo lo tuyo por delante por definición. En muchos casos, debes escuchar a los demás, aprender de sus puntos de vista (una enriquecedora experiencia que mis amigos se han afanado en enseñarme, y que finalmente, he aprendido) y todo ese rollo.

Bueno, otro vídeo en vista de que no he puesto más imágenes.
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La Maldición del Papa

Lloviendo a cántaros en la calle, y yo en casa viendo los Goya. No por placer, no soy muy cinéfilo, la verdad. Mezclo actores, películas... Y no he visto grandes peliculones, como Braveheart, Forrest Gump... Y ranas otras. Pero mi madre los tiene en la tele, y yo estoy en la tableta, así que lo veo de fondo.

Hace una semana ya que escribí por última vez casi. No he vuelto a escribir, por un lado, por falta de ganas; y por el otro, por no saber que contaros. A ver, no es que no me hayan pasado cosas, pero tampoco voy a utilizar este blog para contaros mi vida.

Pero sí se me ocurre una curiosidad que puede ser interesante. A ver, estoy en clases de alemán, y de vez en cuando, pues la profesora nos  cuenta curiosidades de Alemania. Una de las que, para mi gusto, es la más desapercibida puede pasar, es la llamada Maldición del Papa.

Nos ubicamos: Berlín soviética. Los soviéticos, tras "acondionarse" en su nueva localización y eliminar todo símbolo religioso, construyen su torre de televisión. Un pirulí, vamos. Una maravilla de la ingeniería soviética de la época, símbolo y orgullo de los ingenieros soviéticos de la época.

Pero hubo algo que ningún ingeniero había previsto: cuando el sol se reflejaba en la torre, se podía ver claramente una cruz en la superficie de la torre (creada por el reflejo del sol sobre esta) desde cualquier punto. Los soviéticos, cuando se dieron cuenta de ello, rápidamente dieron capas de productos, y en general se comisión la cabeza para ver que podían hacer.

Sin embargo, cualquiera que viaje a Berlín hoy en día, y se fije en el pirulí cuando le dé la luz del sol, podrá apreciar lo que se llama la maldición del Papa.

Y con esto y un bizcocho...

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Unos vienen, otros van

Siento no haber escrito nada desde el miércoles. Por ello, estoy ahora mismo sentado en la cama, con la tablet a un lado y un teclado bluetooht "prestado" para escribir en ella. Tenia intención de escribirlo este fin de semana, pero al final la cosa se ha complicado un poco. Y de hecho, esta entrada va sobre esto.

Creo que llamar complicación a lo que estaba pasando esta semana en mi familia es frívolo, e injusto. Probablemente, simplemente leyendo el titulo de la entrada, os imaginareis de que va el tema. Este fin de semana, avisaron a mis padres (vivo en casa con mis padres y mi hermano) de que el ultimo hermano de mi abuelo se estaba muriendo, con fallos de riñón, y que por lo tanto, le quedaban horas.  Mis padres se fueron al día siguiente, a primera hora, y yo me quedé a cargo de la casa y de mi hermano. Escudarme en esto para decir que es la causa de que no he podido escribir es injusto, pero el hecho me recordó el fallecimiento de mi abuelo el año pasado, y no tuve ganas de escribir.

Hace 12 horas, se nos avisó de que definitivamente había fallecido Ramón García Díaz, por lo que mis padres dejaron todo atado, y se marcharon para el entierro. Me he quedado de nuevo a cargo de la casa y de mi hermano. Pero no es esto de lo que quería hablaros.

Quería contaros un poco lo que sentí yo al "asimilar" que no iba a volver a ver a mi abuelo. Hasta las dos últimas semanas, albergaba la esperanza de que se mejorase,  de que todo lo que pasaba fuese una pesadilla, o cualquier otra cosa que hiciese que mi abuelo no terminase muriendo. Pero, al final, pasó. Juanín García Díaz falleció el pasado 26 de marzo. Y con ello, vinieron las consecuencias.

Soy una persona que echa mucho la vista hacia atrás, y conforme algo cambio a mí alrededor, ese cambio suele reflejarse en mí, de una manera en otra. El hecho de asimilar la pérdida de mi abuelo... Fue terrible, la verdad. No me hacía la idea de que no volviese a verle, a hablar con él, a que me diese la chapa para que hiciese un poco más de ejercicio... Pensé en todas las cosas que el ya no vería, todas las historias que no me había contado.... En esta vida, solo hay una cosa que no podemos recuperar: el tiempo que no estuvismos con las personas que nos importan.

Lo pasé realmente mal con el tema de mi abuelo. Muy mal. Y si fui capaz de seguir adelante, fue por dos motivos: el apoyo de amigos y familia, y la "obligación" de seguir adelante, aunque solo fuese por aquellos que me estaban ayudando. En mi caso, más el de los amigos que el de la familia. Pero eso es así. Hay veces que la gente a la que queremos se va. Porque esa es la vida: tiene un tiempo aquí, y otro en el más allá, o lo que cada uno crea que hay después de la muerte. Sin embargo, eso no nos ayuda a suplir el vacío que nos dejan. Estas cosas son de las que el tiempo cura, y debemos dejar al tiempo actuar, y mientras tanto, seguir hacia adelante. Como podamos. Y en mi caso, ese como podamos fue tirando de amigos y familia para no quedarme atrás, para seguir girando con el mundo...

Sinceramente, creo que no me he expresado muy bien. Pero este tema me sigue tocando la fibra sensible, y no puedo evitar emocionarme al escribir estas palabras. Sin nada más que contaros, buenas noches. Otro día os traeré algo más alegre.